Rock
Con más de cinco décadas de vida cumplidas a escala mundial y con la guitarra eléctrica como su arma predilecta de sonido, el rock es casi igual de antiguo desde su primera adopción en Chile a mediados de los años '50, y ha descrito una de las evoluciones más múltiples de la música popular local. Imitado al comienzo, chilenizado en parte por la Nueva Ola, transformado en himno nacional para el Mundial de 1962, puesto al día por jóvenes airados a fines de los '60, revolucionado por toda una nueva generación hippie y telúrica a comienzos de los '70, aguerrido bajo la dictadura, agitado por la new wave a mediados de los '80 y abierto hacia formas como el punk, el metal, el reggae o el pop, la música rock se ha multiplicado en un sinnúmero de nombres y tendencias desde los años '90 hasta la actualidad.
Su voz y guitarra en la banda chileno-parisina Corazón Rebelde ubicaron a Oscar Cacho Vásquez como un nombre musical y de arte político a inicios de los años 80. Hijo de exiliados, su vida en París lo templó en la multiculturalidad, la multimusicalidad y una suerte de multihistoria. Reapareció como solista a su regreso a Chile en 2001, siempre fiel a la mezcla de las raíces del rock con la influencia musical latinoamericana. Después de Francia el cantante vivió en Cuba, donde empezó a conocer un poco más de la rítmica caribeña e inició en 1997 un trabajo de composición de canciones estampadas de sonidos latinos. Ya retornado a Chile, presentó un disco solista, que terminó siendo el único con su nombre en portada: Cacho Vásquez (2001). Su trabajo musical también tiene un cupo en el álbum colectivo Víctor Jara tributo rock (2001), con una estupenda versión suya para "La flor que anda de mano en mano". Hacia 2025, presentó en vivo en la Feria del Libro de Viña del Mar canciones de su antigua banda bajo la convocatoria «Cacho Vásquez canta a Corazón Rebelde».
Canciones emotivas y cantadas con voces a veces desgarradas, delicados pasajes instrumentales y un permanente espíritu juvenil son ejes a partir de los cuales escuchar a El Cómodo Silencio de los que Hablan Poco, parte de la camada de bandas surgida a mediados de la década de 2010 en Santiago.
Sol y Medianoche fue uno de los primeros grupos en Chile dispuesto a recuperar el legado de canto popular de Violeta Parra y presentarlo en clave rockera y eléctrica. Combinaron ese trabajo con composiciones propias, y es posible ubicar su música en una continuidad con lo que una década antes que ellos hicieron Los Jaivas, Blops y Congreso. Desde 1982, la banda reunió a músicos antes experimentados junto a En Busca del Tiempo Perdido, Sol de Medianoche y Tumulto, afines al rock progresivo, el rock duro y el canto de raíz latinoamericana.
El curioso seudónimo escogido por el cantautor Arturo Figueroa para presentar sus canciones tiene una explicación profesional. En uno de sus primeros encargos como periodista para un gran diario, Figueroa reporteó el efecto irreparable de las termitas sobre las viviendas. Penetrar del mismo modo intrusivo los oídos de su audiencia puede resultar una buena definición para el objetivo de su música, un rock inicialmente experimental, luego más directo, y siempre rigurosamente autogestionado, trabajado tanto en solitario como en diferentes asociaciones, y que alcanzó a registrarse en cinco discos antes de su reformulación en el dúo Las Naves (junto a Roberto Rojas). El suyo fue un trabajo esencialmente solista, pero que llegó a contar con colaboraciones de músicos reconocidos, como Leo Quinteros, Felipe Cadenasso y algunos integrantes de Solar (banda que pasaría a integrar en 2018). En su trabajo académico, Figueroa mantiene líneas abiertas de investigación sobre música popular.
Aunque en un comienzo la tarjeta de presentación de Camilo Salinas estaba precedida por el antecedente de ser el hijo de Horacio Salinas, el director de Inti-Illimani, su multifacético trabajo individual y colectivo forjaron una historia propia. De formación clásica, Camilo Salinas es sobre todo un eximio pianista, pero desde los '90 fue volcando paulatinamente a la música popular. Pettinellis, Chico Trujillo, el grupo Los Bipolares, e Inti Illimani Histórico son algunos de los conjuntos de los que ha sido parte, pero también su nombre figura en decenas de bandas sonoras de películas, series de televisión y obras de teatro. En 2017 presentó Solo piano, su primer disco estrictamente solista.
Un poeta-músico o un músico-poeta es Mauricio Redolés dentro del arte contemporáneo chileno, dependiendo de a quién se le pregunte o qué formato se privilegie en el análisis. Hay libros y discos en el trayecto profesional de este hombre que ha pasado gran parte de su vida como vecino del capitalino barrio Yungay, aunque también canciones que se cruzan con poemas (y al revés) y que quizás sea mejor no clasificar del todo. El propio Redolés se ha definido, sencillamente, como «un poeta que tiene una gran admiración por el rock», y desde esa cruza ha inscrito observaciones inolvidables y agudas sobre la cultura popular chilena, de un caracter autoral distinguible y hasta ahora incisivo.
Músico de rock, cantante, guitarrista y también publicista, Francisco Rojas ha hecho historia en la música alternativa chilena de los '90 como vocalista de dos de las agrupaciones más significativas de la transición: La Banda del Capitán Corneta (1991) y Mandrácula (1995). A ellas debe sumarse Damajuana (2003), una tercera banda decisiva en su trayectoria, que lideró junto a unos jóvenes exponentes del rock. Su trabajo como solista llegaría a fines de la década de los años '10, con una sucesiva trilogía de discos de diverso alcance.
Nombre de cantor solista tiene este conjunto de siete integrantes y vocación colectiva. «Música para bailar, cantar, oír, llorar y vacilar», presenta la reseña en su sitio, y es difícil darle una proporción jerárquica a las invitaciones de cada verbo. Hay en su sonido ritmo de fiesta, pero también una carga melancólica que los emparenta por igual con viejos combos de cumbia como con cantores cebolla de boleros de puerto.
Lilits se mueve en el territorio de los grupos femeninos que delatan el sexismo existente en sociedades como la chilena, pero si se escuchan con detención sus canciones se puede decir que por las venas de esta banda hay más urgencia por ejercer la libertada a hacer y expresar que las luchas de género. Con estructura de power-trío, Lilits nació en el punk rock como base de su lenguaje, pero con los años su sonido se nutrió de otros colores, incluso del pop. Su trayectoria ha sido extensa, con presentaciones por varias ciudades de Chile y también en el extranjero.
Su continua búsqueda de lo salvaje, lo primitivo, lo anterior a cualquier tipo de racionalidad, parece ser el criterio unificador de la obra visual y musical de Caterina Purdy. En un cruce entre instalación, performance, música y asumida apropiación cultural, la creadora ha presentado su trabajo en discos bajo los seudónimos Purdy Rocks y Cholita Sound.
Luis Cheul pertenece al segundo frente generacional de los bajistas eléctricos post escuela de Ernesto Holman que hicieron de su instrumento de base y soporte un arma solística reconocible. De amplia diversidad jazzística, rockera y latinoamericanista, para estos efectos de creación Cheul optó por el rendimiento de un instrumento eléctrico activo, de seis o más cuerdas, junto con otros bajistas en la década de 1990: Igor Saavedra (n. 1966), Juan Caballero (n. 1969), Miguel Pérez (n. 1970) el primer Nelson Arriagada (n. 1971) y Marcelo Córdova (n. 1973).
Grupo de rock and roll formado en 2011 por Walter Eddie, después de 20 años al frente de Los Rockers. Swinger, que presentó a la actriz y cantante Diana García como mayor tractivo escénico, anunció su disco debut para los inicios de 2012. (biografía en preparación)
Con estructura de clásico "power trío", y canciones que evocan a ratos el sonido de los años '80, Lanza Internacional es el nuevo grupo de los dos hermanos Durán, compositores del desaparecido grupo Los Bunkers, que el 2014 cerró su historia cuando ya llevaban varios años radicados en la capital mexicana. Desde entonces, la dupla de músicos permaneció en esa ciudad, actuando como colaboradores y productores de nombres como el cantante mexicano Pepe Aguilar y Los Ángeles Negros, mientras trabajaban a puertas cerradas un nuevo proyecto con el músico mexicano Ricardo Najera en la batería. A mediados de 2017 lanzaron su primera canción, "Mala fama" y comenzaron a presentarse en vivo.
Gabriel Parra nunca fue un baterista convencional, y por eso su muerte se define hasta hoy como un golpe irreparable para la biografía de Los Jaivas. Por técnica, carisma, liderazgo y creatividad, el músico se convirtió en uno de los pilares de la creación popular chilena, y el impacto ante su talento cundió varias veces entre especialistas extranjeros. Incontables instrumentistas jóvenes locales aseguran haber decidido su vocación luego de ver en vivo la fuerza incombustible del que es considerado, casi sin disidencia, el mejor baterista de nuestra historia. Cada 25 de julio —su nacimiento— se conmemora el Día del Baterista y Percusionista Chileno.
Al molde clásico de rock’n’roll rindió tributo el grupo santiaguino Los Gatos Negros. De acuerdo a la escuela de Chuck Berry, Eduardo Agrela enfunda su guitarra en la más prendida electricidad, y en cuya voz desgarrada se olía toda la influencia del blues.
A principios del año 2010, con el núcleo de dos amigos, nació Celibatos en Villa Alemana. El guitarrista y cantante Arturo González y el baterista Mauricio Calisto fueron el germen del grupo, en el que fueron rotando integrantes hasta el año 2013, se consolidó una primera formación. Así editaron el disco debut: Tú lavas y yo seco con abiertas influencias del rock inglés y un sonido que ellos llamaron “pop hipócrita” (“somos una banda de rock pop, que trata de hacer pop”). El 2015 participaron en las Escuelas de Rock del Consejo de la Cultura, y tras ganar en el proceso final, llegaron a más escenarios y grabaron su segundo disco, ahora en formato profesional. El 2017, con la producción del prestigioso Mowat presentaron su tercera placa: Logística imperial.
Un tipo de punk acelerado y adolescente —«pijama party style», en palabras de sus integrantes, que así titularon su único álbum conjunto— trabajó el cuarteto femenino Niña Con Frenillos durante cuatro años. Su música se desarrolló como un juego entre amigas, largado entre precariedades técnicas y escasas lecciones musicales, pero creció hasta mantener una agenda en vivo regular en Santiago y legar un álbum. Destacaba en ellas su actitud, carisma y complicidad. Para sus integrantes, hacer canciones y mostrarlas nunca dejó de ser un goce. Winnie, su vocalista, intentó más tarde una carrera solista, y publicó el disco The plot thikens.
Surgida como efecto de la explosiva influencia que ejerció en una generación de jóvenes el movimiento estudiantil de 2011 que salió a las calles del país para exigir gratuidad y calidad en la educación, Ojo de Vidrio tomó esa bandera de lucha social con una propuesta de música latinoamericana que combinó elementos del rock latino, la fusión, el ska y el reggae. Con influencias de Los Fabulosos Cadillacs y Los Auténticos Decadentes de Argentina y de bandas chilenas como Santiago Rebelde y Santo Barrio, se unieron a una amplia partida de agrupaciones en esta línea musical que cuenta con exponentes como Guachupé y Sonora de Llegar hasta SuperChango. Su primer disco, Ojo de Vidrio, fue editado en 2012, y ya a inicios de 2015, el noneto presentó los adelantos de un segundo trabajo: "La fianza" y "Fiesta en las calles".
La regla es que la industria musical chilena casi no ha contado con mánagers profesionales; y Carlos Fonseca fue, de algún modo, la principal excepción que lo confirma. Nadie más en nuestro país se hizo cargo de representar a tantos músicos importantes ni generado tantas posibilidades ciertas de grabación para debutantes como este hombre criado entre Lima y Buenos Aires, y que se decidió adoptar el desarrollo rockero chileno como una suerte de misión apenas se instaló en Santiago, durante su juventud. En los años '80 fue suya la creación y gestión del sello Fusión, asociado a la tienda del mismo nombre. Desde entonces su consejo profesional cruzó de modo importante otras tres décadas de actividad musical.
La bitácora de viaje del grupo Congreso mantendrá por siempre un espacio reservado a la figura de Ernesto Holman, el bajista eléctrico que introdujo sonoridades modernas y nuevas propuestas no sólo al interior de este conjunto quilpueíno, sino entre una amplia comunidad de músicos de fusión que siguieron sus pasos. Holman abrió las posibilidades expresivas del llamado bajo activo a un grupo de solistas en las décadas de 1980 y 1990, demostrando que su instrumento no necesariamente debía estar relegado a una sección rítmica. Holman ha sido, además, un pionero en la inspiración de la música mapuche y militante de la "resistencia ternaria", una defensa aguerrida de los ritmos de la tierra.