Jazz

Aunque nacido en Estados Unidos en el profundo albor del siglo XX, el jazz se ha convertido en una de las músicas más universales de los tiempos modernos y su lenguaje rítmico y libertad expresiva ha sido asimilada por músicos de todas las latitudes y todas las épocas. Su categoría mestiza confronta la instrumentación, la melodía y la armonía de la música europea con el ritmo, el fraseo y el alma del blues, que a su vez proviene de la música africana. Conducido por un elemento intangible llamado “swing” y reinventado en cada interpretación por su carácter improvisacional, el jazz tomó el control de la música en Nueva Orleans, la cuna del jazz, y luego en Chicago, Kansas City y Nueva York, la capital del jazz, atravesando las décadas con un sinnúmero de estilos subsidiarios que explican el nacimiento de escuelas y estéticas: ragtime, stride o hot jazz en los primeros años, swing, bop, cool y third stream en una edad mediana, free, avant-garde y fusión en los tiempos modernos. Un cuadro de honor del jazz se ilustra con creadores universales, que son además los principales referentes de la historia: en la tradición están Jelly Roll Morton, Louis Armstrong y Duke Ellington y en la modernidad Charlie Parker, Miles Davis y John Coltrane.

Julio Denis

Julio Denis es uno de los más bateristas más modernos del jazz de la década de 2000 y evidentemente uno de los aventajados seguidores del concepto de percusión desarrollada por el baterista Andy Baeza. Junto a Arturo Salinas y Nicolás Ríos, Julio Denis impuso también su presencia entre los solistas adiestrados por Baeza y que luego aprovecharon los espacios musicales integrando series de proyectos, ensambles, pequeñas orquestas y conjuntos de club. Denis ha sido sideman de los guitarristas Gabriel Feller, Jordi Adriazolla y Gastón Apablaza, la contrabajista Alejandra Santa Cruz, la cantante Paz Court e integrante de las orquestas creativas de Ramiro Molina y Esteban Sumar, además de integrar el trío de jazz-funk y música electrónica El Bueno, el Malo y el Feller.

Luis Artigas

Junto con figuras como el baterista Lucho Córdova, el tubista Domingo Santa Cruz o los pianistas Giovanni Cultrera y Pepe Hossiason (además de músicos, también ávidos difusores del jazz), un músico aferrado a las más profundas raíces jazzísticas llegaría desde la sureña Los Ángeles para incoroporarse a la escena de los años ‘50. Con el contrabajo o el trombón en las manos, pero sobre todo desde su trabajo como gestor y disc-jockey radial, Luis Artigas fue uno de los personajes de la época en que hot jazz chileno llegó a consolidarse totalmente.

Vladimir Groppas

Un itinerario que va desde el rock hippie setentero al jazz fusión académico los años 2000 ha marcado el avance de Vladimir Groppas. Es el guitarrista eléctrico a quien se le acredita el estudio inicial sobre la técnica de la guitarra clásica aplicada al rock y cuyo nombre fue conocido como integrante del grupo de rock pesado Mandrácula en los ’90, aunque su historia y punto más alto creativo se detecta en el liderazgo del grupo-escuela La Red a partir de 1987.

Alejandra Santa Cruz

Alejandra Santa Cruz es una de las escasas mujeres instrumentistas que tuvieron presencia en el jazz chileno, aunque su historia como contrabajista se sitúa, desde luego, en el campo de la música docta, clásica y contemporánea. Integrante de la Orquesta de Cámara de Chile por más de dos décadas y con una sostenida trayectoria como profesora en la Universidad de Chile por quince años, su versatilidad la llevó también a incursionar en la composición de obras de música de cámara actual y en proyectos diversos, desde la música experimental a la música popular.

Old Fashion Jazz Band

Fueron algunos de los defensores más acérrimos del jazz clásico en Chile, provenientes de distintos grupos históricos, los que se reunieron en una all stars para retomar sus acciones y formaron la Old Fashion Jazz Band. Fue una agrupación de “preservadores” y cultores de las antiguas modas de lo que se llamó “trad jazz”, y se presentaron principalmente en programaciones didácticas y familiares en el Club de Jazz capitalino.

Mauricio Rodríguez

Como una joven promesa de la guitarra eléctrica en los comienzos de 1991, Mauricio Rodríguez traspasó rápidamente los territorios del blues-rock en que se desplazaba siendo miembro de La Banda del Capitán Corneta, para instalarse como uno de los guitarristas de jazz más activos y sobresalientes del período. Presente en la escena del jazz de la transición, Rodríguez fue parte de la generación que expandió esta música hacia una nueva época en la composición moderna y la autogestión discográfica, representada en uno de los trabajos pioneros en este ámbito: el disco Datriza, que produjo en 1998 con su primer conjunto como líder, Almendra Trío.

Álvaro Zavala

La técnica de ejecución de cinco dedos que proviene de su largo estudio de la guitarra clásica no sólo no fue un impedimento para que Álvaro Zavala ingresara en la guitarra jazzística, sino que se quedó ahí como su sello de estilo. Fue la primera distinción de este solista de la generación cero-cero formado en el repertorio de cámara clásico y contemporáneo y que finalmente derivó en el post-bop de clubes a través de su primer disco como líder, Cuerpos (2006).

Marcelo Gallardo

Bajista, guitarrista y compositor de una música que transita por distintos territorios en el lenguaje amplio de la fusión, Marcelo Gallardo ha sido un nombre de los circuitos musicales de Valdivia, su ciudad natal y el espacio donde ha desarrollado su creación. También es conocido en los circuitos sureños, con presentaciones en Puerto Varas, Puerto Montt y Chiloé. Iniciado en el grupo Tribu y más tarde con colaboraciones junto a la cantante brasileña Mariana Benjamin, cuenta con obras conceptuales propias que toman elementos de la música latinoamericana, la world music en su amplio sentido y el jazz fusión. Sus álbumes son Retrospectiva musical del sur del mundo 1950-2009 (2009) y Encuentros cósmicos (2020).

Jorge Carvallo

Baterista de jazz tradicional, integró diversas formaciones de la Retaguardia Jazz Band, desde su llegada en 1987. Jorge Carvallo fue un activo músico del Club de Jazz, y en su calidad de dibujante también retrató en caricaturas a decenas de músicos de jazz de épocas distintas. Su piezas ha sido expuestas en muestras permanentes en las sedes del club.

Alexandra Inzunza

Lo más cercano a la figura de la radiante lady crooner practicando swing en hoteles de lujo, en Chile tuvo nombre y apellido durante los 2000: Alexandra Inzunza. Una de las cantantes de jazz que nutrieron la escena con glamour, sentido de la puesta en escena, conocimiento acabado del repertorio clásico de los standards tradicionales del género y un manejo del inglés superior (dado por los primeros años junto a su familia en Sidney).

Roberto Trujillo

Bajista y productor musical, Roberto Trujillo es hijo del músico y director de orquesta Roberto Trujillo Sibilla y a la vez nieto del maestro chileno del piano Valentín Trujillo. Se inició como músico joven en bandas diversas, tocando todo tipo de estilos, desde el funk y el jazz fusión al pop, pero en definitiva se volcó al trabajo como músico en la industria. Ha sido productor musical de discos y figuras, como la cantante Consuelo Schuster, ha tocado con agrupaciones como Alüzinati, LaMonArt, De Kiruza o el Ángel Parra Trío, ha trabajado como director musical de Myriam Hernández y como colaborador cercano del portorriqueño Luis Fonsi.

Andrea Gutiérrez

Actriz primero y cantante de jazz después, Andrea Gutiérrez se sumó a las generaciones de voces femeninas formadas desde comienzos de los años 2000 en academias y con maestros de canto y lenguaje. Activa en el circuito musical desde mediados de los años '10, ha desarrollado una propuesta de fusión que une el jazz con el soul y las raíces folclóricas, y desde ese ángulo ha escrito su propio material, que combina con el tradicional repertorio standard. Sus participaciones en ciclos de voces la han llevado a presentarse a solas con el pianista Alans Barahona y también con conjuntos mayores, cuartetos y quintetos.

Marcelo Moncada

Tenorista y sopranista pitrufquenino, Marcelo Moncada desarrolló su historia en el jazz de manera decisiva durante sus largos años como saxofonista en la ciudad belga de Amberes. Ahí llegó en 2002 para estudiar saxofón y luego formar sus propias bandas con músicos europeos. En ese desarrollo de extensiva evolución, Moncada comenzó en una línea musical próxima a Joe Lovano implementando tríos pianoless dentro del jazz contemporáneo, pero con el tiempo accedió a una narrativa propia cada vez más inmersa en el concepto del universo, el espacio y el tiempo, a través de diversos conjuntos de jazz avant-garde como su Space Quartet y tríos como Orbit, donde incorporó el uso de la electrónica. A ello, Moncada sumaría un proyecto estrictamente unipersonal denominado Travel Sax, con el que recorrió innumerables países junto a su saxofón eléctrico y dispositivos para tocar en solitario.

Arturo Ravello

Desde el jazz y la música popular orquestada hasta la industria de la Nueva Ola y una prehistoria del rock local son instancias en las que dejó su huella Arturo Ravello, uno de los más importantes contrabajistas chilenos. Activo desde comienzos de los años '50, justo a tiempo para asistir a esos cambios musicales y generacionales, Ravello se inició en Santiago, se estableció en Arica a fines de los años '60 y fue un músico de orquestas, auditorios de radio, estudios de grabación y giras, acorde con el perfil del instrumentista popular surgido en una época de la que fue uno de los últimos exponentes hasta su muerte en 2011, a los 84 años.

All Jazzera

Por supuesto en un juego de palabras entre el jazz como lenguaje musical adoptado desde su propia realidad y la estación televisiva catarí Al Jazeera, el grupo talquino All Jazzera ha desarrollado una propuesta de fusión libre, mezclando en su música sonidos y elementos diversos que van desde el jazz y el funk hasta el rock y el rap e incluso elementos de la música mapuche.

Ismael Gálvez

El frente de jazzistas chilenos incorporados al circuito musical de Francia comienza en los años ‘60 con el pianista Matías Pizarro y los hermanos Manuel y Patricio Villarroel y termina con el trompetista Ismael Gálvez, quien describió una ruta espontánea hasta recalar en París y formar ensambles de música experimental conocido en cierto underground de la ciudad como Séptimo Gnomo.

Francisco Saavedra

Desde el grupo de jazz y fusión Ainasetra (que es la palabra "artesanía" invertida), que condujo como solista desde 2006 junto al bajista eléctrico Maximiliano Flynn y el baterista Daniel Molina, el sonido de guitarra de Francisco Saavedra tomó una novedosa textura timbrística aproximada al órgano. Ese grupo y ese sonido fue un punto de apoyo para su llegada a una generación de guitarristas donde también figuran los nombres de Diego Riedemann, Sebastián Prado, Gonzalo Farías o Álvaro Severino en cuatro posiciones distintas.

Pablo Garrido

La figura de Pablo Garrido, compositor académico, violinista, director de orquesta, investigador del folclor, divulgador de la música chilena y defensor de los derechos laborales de los músicos también aparece en el "año cero" de la cronología del jazz chileno. Es el pionero, el prócer y un "patrono" de este género aprendido y asimilado, uno de los más antiguos en nuestro país. No sólo fue Garrido el primer músico en desarrollarlo como estilo en sus obras, además se transformó históricamente en su principal difusor, a través de escritos como la traducción al español de Jazz hot, del francés Hughes Panassié, magistrales charlas y el patrocinio a decenas de músicos durante las décadas de 1920 y 1930.

Álvaro Severino

Dos épocas definen la trayectoria del guitarrista Álvaro Severino, uno de los músicos que ha recorrido por diversos estilos de la música popular. Una primera etapa en Chile lo situó en los 2000 como músico de la escena juvenil del soul y el R&B, mientras que su vida en Alemania a lo largo de la década de 2010 le posibilitó ampliar su mirada como músico de jazz y de proyectos en los ambientes universitarios. Si bien hubo grabado un disco de standards en Chile, el plan que diseñó para el álbum Ngen-kürüf (2019) vino a ser decisivo en su madurez como compositor y guitarrista, siempre desde la óptica de la fusión latinoamericana.

Ignacio Díaz Lahsen

Guitarrista de jazz en su origen, la creación de Ignacio Díaz Lahsen (no confundir con Ignacio Díaz, guitarrista de jazz-rock) devino principalmente en una composición contemporánea para ensambles, que obtuvo su primer resultado a través de las obras contenidas en el disco La espera y el despertar (2017). El material fue interpretado y registrado entonces por el colectivo Los Musicantes, elenco estable del Instituto Projazz, donde Díaz Lahsen había estudiado. Se trata de material para saxofones alto, tenor y barítono, clarinete bajo, trompeta, trombón y sección rítmica. Alumno de gutiarristas tan diversos como Federico Dannemann y Carlos Ledermann, dese 2009 fue también integrante del conjunto de jazz manouche Gypsy Trío, con el que grabó una serie de discos.