Pepe Hosiasson

Pepe Hosiasson
Foto: William Rojas Maturana

Una de las personalidades más activas y múltiples de la historia del jazz chileno desde comienzos de la década de 1950 fue el pianista, gestor cultural y difusor Pepe Hosiasson. Su figura recorre las décadas transversalmente y abierta a todas las filosofías jazzísticas. En su cronología como músico aficionado no sólo aparece la fundación de conjuntos hot jazz históricos, sino además una fuerte presencia como productor de conciertos, discjockey radial y crítico en medios escritos (incluso la mítica revista Downbeat). Hosiasson fue en sí mismo un “punto de encuentro” del jazz.

Ficha

Fechas

Varsovia (Polonia) - 12 de julio de 1931
Santiago - 13 de febrero de 2018

Décadas

1950 |1960 |1970 |1980 |1990 |2000 |

Géneros

Pepe Hosiasson

Una de las personalidades más activas y múltiples de la historia del jazz chileno desde comienzos de la década de 1950 fue el pianista, gestor cultural y difusor Pepe Hosiasson. Su figura recorre las décadas transversalmente y abierta a todas las filosofías jazzísticas. En su cronología como músico aficionado no sólo aparece la fundación de conjuntos hot jazz históricos, sino además una fuerte presencia como productor de conciertos, discjockey radial y crítico en medios escritos (incluso la mítica revista Downbeat). Hosiasson fue en sí mismo un “punto de encuentro” del jazz.

Iñigo Díaz

Nacido en la capital polaca de Varsovia y con el nombre de Józef Hosiasson, a comienzos de 1940 se trasladó junto a su familia a Italia antes de la instalación definitiva del ghetto. En 1948 arribó a Viña del Mar. Allí iba a conocer a su alma gemela en la música, el también inmigrante Giovanni Cultrera. Junto al italiano se hizo inseparable y comenzó una búsqueda de músicos porteños interesados en el jazz. Logró gran efecto tras crear el programa “Conozca el jazz”, de Radio Recreo.

Hosiasson gustaba del jazz tradicional y tenía estupendas colecciones discográficas de King Oliver, Louis Armstrong o Eddie Condon, pero además traía en su maleta las novedades del bebop en los primeros discos de Charlie Parker y Dizzy Gillespie. Así abrió un nuevo mundo a los aficionados chilenos que lógicamente ignoraban tales vanguardias (unos nóveles Sergio Acevedo o Alvaro Vicencio, tiempo después).

Junto a Cultrera inició además un aprendizaje informal de piano (el italiano era un “niño prodigio” de las 88 teclas) y entonces pudo asimilar de mejor manera a sus músicos favoritos, los pianistas de blues (Otis Spann) o de jazz (Art Tatum, Fats Waller o Art Hodes). Una vez instalado en Santiago, participó de la histórica reunión en casa de Domingo Santa Cruz, que en 1953 legalizó el Club de Jazz de Santiago tras una década de informalismos. Ese episodio lo conectó definitivamente con el tubista, y juntos se transformaron en el eje de un nuevo conjunto creado al alero del club: los Mapocho Stompers. Hasta antes de esta agrupación, los hombres de las primeras generaciones del hot jazz (Los Ases del Ritmo y Los Ases Chilenos del Jazz) se habían volcado completamente a la música dixie de Chicago. Los Mapocho Stompers, en cambio, con todo lo aficionado de su perfil, dieron una vuelta de tuerca a esta costumbre y pusieron la mirada en las agrupaciones de Nueva Orleans, tocando mucho más en bloque y con arreglos para ensambles.

En adelante, Hosiasson seguiría vinculado al Club de Jazz con vaivenes. Desde comienzos de los '60 (y durante 25 años) se convirtió en el principal gestor jazzístico del Instituto Chileno-Norteamericano que luego produciría las venidas del guitarrista Barney Kessel y el saxofonista Phil Woods (al Teatro Municipal), y del mítico baterista Elvin Jones (al edificio Diego Portales). Mantendría además muy vivo sus programas radiales (“Conozca el jazz” y “Jazzlandia”) y sus crónicas y críticas en el diario El Mercurio. Además, en su calidad filantrópica realizó una gran donación de revistas y libros a la biblioteca del Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM), con la que contribuyó a la generación de audiencias.

Como pianista participó de otros conjuntos, como Swing and Company en 1970 (con Mario Escobar Jr, Patricio Ramírez, Jack Brown, Luis Artigas, Peter Kennedy y Hugo Valdebenito), y haría vigente por las siguientes dos décadas su presencia como sideman de todo aquel que precisara de un pianista con swing (como el grupo Washboard Wizards). Atento a sus limitaciones técnicas como teclista, y con la idea de que sólo la escasez de pianistas de jazz en Chile posibilitó su entrada a la escena, Pepe Pope siempre se autodefinió como “el mejor pianista blanco de blues de la cuadra en la que vivo”.

Actualizado el 19 de marzo de 2021