Tragedia del músico chileno
Reseña:
Parte manifiesto, parte denuncia, parte arenga gremial, el músico e investigador Pablo Garrido levantó en pocas páginas un texto poderoso de diagnóstico sobre la a su juicio lamentable situación de la música profesional en el país y ciertas posibles vías de mejora. Su ensayo aborda la situación en los conservatorios y espacios de formación, en el mundo profesional y la valoración general de los músicos y su trabajo en la sociedad chilena. Sombrío de principio a fin, el texto está escrito sin embargo en un ánimo solidario («víctima inocente de infortunios», llama Garrido a sus colegas en la música) y de invitación a la reflexión, sobre asuntos tales como la carencia en el registro y divulgación de las canciones folclóricas y el desafío que para los instrumentistas presenta la irrupción del jazz:
Tenemos la obligación y el derecho de cuidar por nuestra música, nosotros mismos. Sabemos ya que nadie nos dará nada. ¿Pesimismo? De ningún modo, solamente experiencia larga y dolorida […]. La tragedia del músico chileno es el abandono total de parte de quienes justamente debieron tenernos una mano firme y alentadora. Este abandono trae consecuencias funestas para el progreso de las manifestaciones artísticas del país, y forma una casta de parásitos, de inadaptados, de seres poco menos que reprobados, y que —sarcasmo de la vida— son ni más ni menos que los puntales de la sociabilidad ciudadana.
Producimos belleza, damos alegría, engendramos idilios, consolamos dolores, auspiciamos sonrisas y alentamos carcajadas de humor, cuando en el fondo, para nosotros todo es negación, miseria, dolor, tragedia.