Un músico de Coquimbo se hace cargo de esta crónica sobre el medio musical que lo rodea: el de las bandas que ha integrado y conocido en el circuito en vivo, pero también del metal, punk y hardcore que desde el cruce a los años 2000 sacude al Norte Chico. De la reseña:

Yuri nos habla de sus experiencias, pero además nos cuenta de muchos otros proyectos autogestionados, de casas okupas, de bares, amigos, luthieres y espacios de resistencia cultural de la región; el texto es un bello y completo homenaje a esas decenas de bandas regionales y a una escena llena de mística, escasamente conocida en el resto del país, por tratarse de estilos más contraculturales y por el centralismo, “villano” mencionado en varias partes y el que uno como santiaguino comienza a entender mejor página tras página y nos cuestionamos cómo es posible que todas estas historias de bandas, grabaciones, discos con poemas realizados por presos y musicalizados por bandas, circuitos alternativos y grupos con 25 años de carrera sean tan poco conocidas en Santiago o a nivel nacional […]. El libro no tiene un tono de queja, sino de celebración de la vida, la música, la resistencia, la amistad y la melomanía.