Las comadres. Margot Loyola recuerda a Violeta
Reseña:
Se hablaron por primera vez en septiembre de 1952, al interior de una ramada en el Parque O’Higgins, y siguieron conectadas hasta que Violeta Parra decidió su muerte, quince años más tarde. No existía hasta ahora un recuento extendido sobre la relación de amistad, influencia artística y comadrazgo de las dos principales investigadoras folclóricas chilenas. La profundidad de su mutuo apoyo y la convicción en el enlazado de sus dos excepcionales talentos recoge este libro sostenido sobre todo en entrevistas del autor con Margot Loyola y en citas de archivo, como ésta tomada de una Ecran de 1953, cuando la futura Premio Nacional de Artes 1994 le presenta su nueva amiga al equipo de la revista:
«En Violeta hay un valor que tiene que ser reconocido —nos aseguró Margot con entusiasmo—. Como letrista y compositora es excepcional, encuadrando sus composiciones dentro de los moldes folclóricos. Merece que le den una oportunidad… ¡Y la vieran ustedes bailar la cueca! Es un baile sabroso, de campo, y a la vez personalísimo. ¡Violeta Parra tiene que lograr el éxito y la popularidad que se merece!».