Marisol García
Cumbia en Buenos Aires
Fue una decisión riesgosa, pero la mejor que pudo tomar. Luego de tres años de estudios de Medicina en la Universidad de Buenos Aires, Sergio Solar abandonó la carrera para dedicarse por completo a la música. Había llegado a la capital argentina en 1955, dejando atrás experiencias de composición y grabación, e incluso la puesta en marcha de un pionero grupo de rock en Valparaíso (Rock Time, junto a su hermano) que la vida universitaria no consiguió hacerlo olvidar. Nacido en Puerto Montt y criado entre Valdivia, Rancagua y Valparaíso, Solar era ya en su adolescencia un guitarrista avezado y un auditor de amplios intereses, que nunca dejaría de buscar el modo de aplicarse a tiempo completo en sus inquietudes musicales.
El primer vehículo importante para ello fue Los Wawancó, grupo fundado en Buenos Aires por estudiantes de diversas nacionalidades (la formación original incluía a tres colombianos, un costarricense, un peruano y el propio Solar), y que no debió esperar mucho para convertirse en un fenómeno de alcance internacional, hoy nombre ineludible en el estudio de la cumbia. El LP Locura tropical (1959) inauguró un largo camino de adaptación de los ritmos folclóricos latinoamericanos a los gustos masivos, y en la formulación de esa idea el papel de Sergio Solar es reconocido por todos sus compañeros.
Con éxitos como “El conductor”, “La burrita”, “La plena española”, “No te vayas, corazón”, “El pescador”, “Villa Cariño” y su versión para “El galeón español”, “La pollera colorá” y “La cosecha de mujeres”, Los Wawancó marcaron su aporte al género de la cumbia por su decisión pionera de despejarla de las convenciones rituales que hasta entonces ésta tenía en Colombia y combinarla con códigos de la música popular que pudieran llevarla a las masas. En este punto Solar es enfático: «La cumbia no era entonces un ritmo popular: se bailaba en la playa, con velas, descalzo; y nada más con tambores. La música colombiana en ese tiempo eran los porros, el merecumbé, el bambuco, el vallenato. Como arreglador adapté ese ritmo a lo que me pareció podía ser comercial, y fuimos los primeros en hacerlo»; y profundiza:
«Una tarde en Buenos Aires, en una reunión, los vendedores de EMI-Odeón quedaron impresionados por la novedad melódica y rítmica del repertorio presentado por Los Wawancó; y, sobre todo, por el nombre de esas obras: cumbia. Todos estuvieron de acuerdo en que había que empezar a grabar este ritmo y preparar una campaña importante de difusión. Recibimos así el encargo de preparar “el primer disco de cumbias del mundo”». Se refiere a Cumbias! (1960), seguido luego por álbumes súperventas como Más cumbias! y Cumbilandia.
Era su vocación por «la belleza, las cosas bien hechas y nuestro gusto personal por el estudio y adaptación del rico folclor de América Latina» la motivación creativa de Los Wawancó, y, en específico, también de Solar como guitarrista, arreglador y director del conjunto. Una de sus especialidades es el manejo de ensambles de guitarra, con los cuales trabajó en infinidad de ocasiones. «El mínimo para conseguir un resultado armónico completo son cuatro guitarras y el máximo, cinco», estima. Esa capacidad excepcional le ganó encargos para grabaciones de otros músicos entonces anclados o de paso por Buenos Aires; entre ellos Rosamel Araya, Antonio Prieto, Arturo Gatica, y el compositor y director de orquesta Waldo de los Ríos.
Por quince años, Solar acompañó los andares de un conjunto cuyo éxito quedó inscrito también en cuatro películas para cine, dos grandes campañas publicitarias (Coca-Cola y Café de Colombia) y el cruce con luminarias del espectáculo y la realeza internacional de la época. Sus altas ventas los llevaron a recibir el Obelisco de Oro, como el grupo más vendedor en la historia de EMI-Argentina. Los Wawancó visitaron Chile en 1960 para una gira nacional de tres meses en la que estuvieron acompañados de Leo Marini, Los Flamingos y la compañía de Eduardo de Calixto, consiguiendo con ello la difusión de un ritmo hasta entonces ajeno a la gran audiencia local.
En 1973, Sergio Solar viajó a Europa para una gira de conciertos bailables ya comprometidos a la que convocó a varios músicos latinoamericanos (entre ellos, al chileno Pepe Fuentes). Tras presentaciones en Austria e Italia, varios de ellos decidieron radicarse en España, y el guitarrista hizo de Barcelona su hogar. Entre 1975 y 1982 se ocupó en el grupo Latitud Sur (cuatro voces y cuatro guitarras), mientras no dejaba de recibir encargos para otros proyectos. En 1980, por ejemplo, se hizo cargo de parte de los arreglos para la adaptación española de la ópera Evita, por petición directa de sus creadores (Andrew Lloyd Weber y Tim Rice), y asegura que «esas orquestaciones reemplazaron a las partituras originales en todas las futuras representaciones de la obra en el mundo».
En ámbitos docto y de cámara, Solar anota colaboraciones para gente como el Trío de Málaga, el dúo griego Konti-Pavlou, el guitarrista argentina Roberto Aussel y el Ensemble Tierra.
Entre esta larga lista de grabaciones para otros, Solar anota un único disco solista. Deep-tango fue publicado en España, y en él el guitarrista contó con instrumentistas de cuerda del elenco del teatro ruso Bolshoi para la reinterpretación de clásicos del género (“La cumparsita”, “Verano porteño”, “Corralero”) junto a cinco composiciones suyas.
Su regreso a Chile, en 2006, lo instaló en Quilpué, a donde no dejaron de llegarle encargos de arreglos para discos de músicos locales. Entre ellos se cuenta su trabajo en Tonadas, con Cecilia Echenique, Mario Rojas y Diapasón Porteño. Fue afinando allí unas memorias escritas que terminaron por publicarse un año después de su muerte. Comenta allí, en Repaso vital de un musiquero (2022, editorial Montaña Negra):
Actuamos para toda clase de públicos y subimos a escenarios lujosos, mediocres y ruinosos; nos escucharon grandes actores internacionales, excelsos cantantes, políticos, intelectuales, jefes de gobierno y familias reales. Y he tenido la intención de ser cronista de una época y de sus fenómenos artísticos dignos de destacar, entre todas las experiencias que he ido acumulando a lo largo de mi extenso recorrido musiquero.