Verónica Marinao
Por amor a la sandunga
Hijo de cantores, Raúl Lizama Quintero, nacido en 1933 en Valparaíso, no desarrolló más oficio que el de cuequero y comenzó a aprender este arte a los siete años. Tal conocimiento quedó plasmado en disco cuando se transformó en el integrante más joven de Los Chileneros, junto a Hernán Núñez, Eduardo Mesías y Luis Hernán Araneda, el Baucha, y participó en el histórico primer long play del grupo, La cueca centrina (1967), editado como parte de la serie "El folklore urbano" del sello Odeon.
También a fines de los años '60 y después de ese debut formó un nuevo grupo, Los Centrinos, junto al propio Luis Hernán Araneda, además de Luis Téllez Viera y Luis Téllez Mellado, agrupación con la que también grabó un disco, Buenas cuecas centrinas (1967). Y además de cantor, pianista y guitarrista, El Perico Chilenero es autor de cuecas como "La sandunga" y "Me gusta que te diviertas", que han quedado incorporadas en el repertorio chilenero y adoptadas por las nuevas generaciones. En 1969 grabó un nuevo disco, con su ex compañero en Los Chileneros, Eduardo Mesías, también como parte de la serie El Folklore Urbano de Odeón. Bautizados sólo como el dúo Mesías - Lizama, reunieron varios pies de cuecas propias, más algunas de otros autores, en el disco La Cueca centrina .
Desde su juventud Lizama fue músico de la Tía Carlina, famoso prostíbulo santiaguino del barrio Recoleta en donde, como en tantos otros, avivó la cueca. En ese ambiente escribió una de sus chilenas más famosas, "Por amor a las joyas", con letra bohemia y pecaminosa. "Te metiste a mujer mala / caramba pa' tener / pa' tener joyas brillantes / y ahora tu llanto empaña / caramba los brillos / los brillos de tus diamantes / La mujer de la vida / me causa pena / porque antes de ser mala / caramba, también fue buena", es parte de su letra.
Luego de años en los que este género de cueca popular urbana cayó en el olvido por parte de la oficialidad cultural, a mediados de los '90 el Perico fue uno de los veteranos reconocidos por una nueva generación de músicos y de público que descubrió el valor de la cueca brava y de Los Chileneros en particular. El documental La cueca brava (2000) de Mario Rojas, promovió el rescate del grupo, y gracias a ese trabajo el conjunto se reunió, apareció en los diarios, cantó en el Estadio Nacional, actuó en el Festival de Viña con el actor Daniel Muñoz y grabó el disco Los Chileneros en vivo (2002).
Con su voz ronca y su manejo en múltiples instrumentos, El Perico fue uno de los más grandes cuequeros habidos en Chile, dedicado a crear y cantar chilenas. Y le faltó tiempo. En rigor murió también cantando cuecas porque la noche anterior a su partida, el 12 de diciembre de 2001, había estado tocando junto a Álvaro Henríquez en el lanzamiento del disco La Yein Fonda II (2001) en el bar Liguria de la capital. Para entonces Los Chileneros habían recuperado su sitial y habían enseñado a un nuevo público que la cueca nunca ha sido de rulos, que la cueca es del pueblo. Como El Perico.
Actualizado el 04 de mayo de 2022