Cantos, danzas, puesta en escena e investigación son los pilares del grupo. Fiel a la escuela iniciada por las investigadoras Violeta Parra, Margot Loyola y Gabriela Pizarro, manifestada a su vez en otros grupos como Cuncumén o Millaray, Palomar se define como un conjunto de proyección folclórica, que, a partir del hecho folclórico puro, espontáneo por definición, practica una proyección sobre el escenario, pero con énfasis en las fuentes de la recopilación tradicional más que en la elaboración de un ballet folclórico. Su repertorio está formado por cuadros que recogen diversas manifestaciones regionales como "Rituales del norte grande", "Nostalgias colchagüinas", "Vientos de vida y de muerte", dedicado a Chiloé, además de otros alusivos a Isla de Pascua, las culturas originarias o la región del Maule.

Margot Loyola y Osvaldo Cádiz se mantienen en la dirección general y artística de Palomar, secundados en la actualidad por los coordinadores Richard Faúndez y Viviana Silva. Sesenta integrantes, quince músicos y 45 bailarines, mantienen activo al conjunto, que a lo largo de su historia ha visto pasar a más de un centenar de personas y que cuenta entre sus miembros más experimentados a Lucinda Severino, desde 1964. Danzas tradicionales de Chile (1985), Cantos tradicionales de cielo y tierra (1989), un segundo volumen de Danzas tradicionales de Chile (1993) y Bailes populares en Chile de ayer y de hoy (1997) son sus cuatro discos a la fecha, además de los videos Los del Estribo y La zamacueca (1999). Después de la Agrupación Folklórica Chilena de Raquel Barros y de Cuncumén, Palomar es el más antiguo conjunto de música folclórica vigente en Chile.