Orlando Avendaño

Orlando Avendaño
Foto: archivo de Orlando Avendaño

Orlando Avendaño instala su nombre en la historia del jazz chileno como el baterista que estableció definitivamente en los escenarios la dinámica, la intensidad y la agresividad de los primeros solistas bop surgidos en Nueva York a partir de la década de 1940. Fue, a la larga, el sucesor de Lucho Córdova como figura predominante en el jazz tras los tambores y platillos, experimentando una carrera profesional meteórica que lo llevó a integrar una serie de conjuntos fundamentales a partir del año 1960. Orlando Avendaño es el “niño terrible del jazz”.

Ficha

Fechas

Santiago - 24 de noviembre de 1940

Región de origen

Metropolitana de Santiago

Décadas

1950 |1960 |1970 |2000 |

Géneros

Orlando Avendaño

Orlando Avendaño instala su nombre en la historia del jazz chileno como el baterista que estableció definitivamente en los escenarios la dinámica, la intensidad y la agresividad de los primeros solistas bop surgidos en Nueva York a partir de la década de 1940. Fue, a la larga, el sucesor de Lucho Córdova como figura predominante en el jazz tras los tambores y platillos, experimentando una carrera profesional meteórica que lo llevó a integrar una serie de conjuntos fundamentales a partir del año 1960. Orlando Avendaño es el “niño terrible del jazz”.

Iñigo Díaz

Apenas tenía doce años de edad cuando ya acudía a presenciar los números ofrecidos por el Club de Jazz a comienzos de los '50, en una época en que los hombres del hot jazz (variantes clásicas de estilos) dominaban ampliamente la escena y los ánimos modernistas ni siquiera eran verbalizados por sus seguidores. El adolescente Avendaño sorprendió a los músicos de la época con su estilo agresivo y musical, una vez que solicitó tocar la batería durante una noche en el Club. Aún vestía pantalones cortos.

En 1954 fue invitado a tocar en los Mapocho Stompers, conjunto dirigido por el pianista Pepe Hosiasson. Al poco tiempo pasó a las filas de los Dixielanders (con el trombonista Patricio Valenzuela y el trompetista Eugenio Yuyo Rengifo), en una época muy formativa para el joven que aún no superaba los 20 años y ya era un “veterano” de la batería. Avendaño deslumbraba a las audiencias con su arrolladora presencia instrumental.

La pieza clave de Nahuel
En 1960 su carrera iba a dar el vuelco definitivo, a través de la militancia en el conjunto angular del jazz moderno en Chile. Convocado por el pianista Omar Nahuel, quien ya estaba al tanto del prestigio del joven batería, Avendaño se integró al Nahuel Jazz Quartet en reemplazo de Sergio Meli. Ahí comenzó la verdadera historia de Avendaño en el jazz chileno.

Hasta 1963 permaneció como solista estable del cuarteto (al que además pertenecían el saxofonista alto Patricio Ramírez y el contrabajista Alfonso Barrios). Con el grupo, Avendaño inició largas sesiones de taller musical que el conjunto realizó para salir a los escenarios totalmente ensamblado, actuó en el Festival Internacional de Mar del Plata y participó en la temporada teatral de “Sabor a miel”, obra dirigida por Carlos Elsesser en el Teatro La Comedia. Además, grabó el que se transformaría en el primer álbum de jazz realizado por un único conjunto establecido (Nahuel Jazz Quartet, 1963).

A fines de los '60 Avendaño apareció en las filas del grupo pop vocal-instrumental Los Bric-a-Brac (de Miguel Zabaleta) con quienes actuó en el Festival de Viña del Mar y pudo desarrollar una variante musical más cercana a la música de moda a mediados de la década. Avendaño continuó en el jazz dando curso a una vena oculta como baterista, pues las nuevas formas de jazz electrificado y la influencia del trompetista Miles Davis en su período creativo 1969-75 lo transformarnon en un baterista de jazz-funk y jazz-rock.

Avendaño integró de esta manera el grupo Fusión (con Enrique Luna y Matías Pizarro), y más tarde Almandina (con Leslie Murray), Impresiones (de Mariano Casanova) y el primer cuarteto del trompetista Daniel Lencina. Paralelamente continuó como baterista del sello IRT, donde actuó como sesionista en decenas de grabaciones nacionales de toda línea durante la primera mitad de los '70. Para entonces, ya había dejado una escuela de bateristas que harían historia en los '70 y '80: Alejandro Espinosa, Pedro Greene, Moncho Pérez, Jaime Labarca y Raúl Aliaga, principalmente.

Su carrera como músico profesional se quiebra abruptamente en 1977, con la última participación en un conjunto. Integró el mítico Sexteto Hindemith 76 (con Guillermo Rifo, Adolfo Flores y otros solistas doctos), la primera agrupación que realizó una sólida fusión entre fuentes musicales muy distantes: la música de cámara, la música de raíz folclórica y el jazz, gracias a la presencia y el swing de Orlando Avendaño tras la batería.

Actualizado el 05 de abril de 2021