Iñigo Díaz

Ya desde esa época con La Banda del Capitán Corneta y su propuesta rockera, Rodríguez se perfilaba en los escenarios como un solista de jazz y le entregaba al grupo un sonido alternativo al del resto de los músicos: el cantante Pancho Rojas, el guitarrista Pedro Rodríguez (su primer alma gemela musical) y el baterista Cristóbal Rojas. Con su disolución, en 1994 Rodríguez inició el primero de sus proyectos jazzísticos. Almendra Trío, que tomó su nombre de la hija de Rodríguez, albergó finalmente esa ideas de una composición personal. Ese material llegó al disco Datriza (1998), su único trabajo, donde el trío incorporaba a Pablo Lecaros (bajo) y a su hermano Daniel Rodríguez (batería), además del famoso pianista neoyorquino Kenny Kirkland, quien llegó a Chile ese año para tocar y grabar el álbum.

Maurio Rodríguez se integró al grupo fusión La Marraqueta en 1997 y grabó el disco Sayhueque (1999). Pero después de una temporada de estudios musicales en Chicago, en 2001 regresó con gran fuerza para formar un proyecto decisivo: Supertrío. El grupo tenía una moderna perspectiva jazzística respecto de las métricas irregulares, que por entonces no se aplicaban en nuestro medio y que Rodríguez había recogido en Chicago. El grupo grabó una larga sesión de música surgida desde esta idea, y fue publicada en los álbumes Supertrío, volumen uno y Supertrío, volumen dos (2002). De paso lanzó definitivamente al contrabajista Rodrigo Galarce y al baterista Félix Lecaros.

Ese mismo año, el guitarrista se incorporó a la banda de Joe Vasconcellos, además de integrar el sexteto de Pablo Lecaros que grabó Quinto-primero (2003). Del mismo modo, formó en el cuarteto del tenorista David Pérez para el disco Santiago stories (2004), y fue músico de la banda de Nené Lecaros que publicó Meus filhos (2007). Todo ese trabajo como sideman significó una estación previa de antes de reorganizar sus tríos, esta vez como músico líder y editar su primer álbum como solista, Crudo (2007), a la cabeza de un trío de jazz contemporáneo. En la formación volvieron a aparecer el contrabajista Rodrigo Galarce y su hermano baterista Daniel Rodríguez. Y en ese repertorio, prácticamente toda la música giró alrededor de las dinámicas percusivas del baterista, por momentos convertido en el solista principal de la banda.

Un nuevo despertar
Parte de esa tríada de guitarristas de jazz contemporáneo de la segunda de los años '90, donde también están otros músicos nacidos en 1974 como él —Jorge Díaz y Roberto Dañobeitía—, Mauricio inició la década de 2010 con fuertes altibajos y una crisis personal. Abandonó su trabajo como profesor y fue despedido de La Banda del Capitán Corneta, que se había reunido por primera vez en 2007. En contrapartida integró varias agrupaciones, tocando en los grupos de los saxofonistas Andrés Pérez y Nelson Laplagne o con el contrabajista Roberto Carlos Lecaros. Además se lanzó en un proyecto personal de importantes dimensiones.

En 2012 publicó tres trabajos que lo pusieron de regreso en el medio. Personas fue un álbum doble colectivo, que registraba momentos con su banda en un ciclo de jazz que abordaba composiciones de autores de música latinoamericana. Se efectió en el club Thelonious, junto a nombres como Antonio Restucci, Freddy Torrealba y Juan Antonio Sánchez. Junto a esta edición, presentó los discos Nativo, más cercano a una idea de fusión o world music, donde aparece la guitarrista y cantante Camila Meza, y Weikap, con una propuesta que considera jazz, funk, rock e incluso rap, en un texto escrito y cantado por su hija Almendra. La fonética de su título era alusiva a la expresión del inglés wake up: significó un nuevo despertar para el músico, refrendado luego con su disco para cuarteto, Reset (2021), donde volvió a tocar con el pianista Lautaro Quevedo.

Una posterior asociación con el cantante Juan Pablo Rivera en tiempos de pandemia lo llevó a grabar canciones del repertorio tradicional de jazz, junto con piezas originales en formato dúo, para los discos Duos (2020) y su continuación en Sueño cruel (2022).