Iñigo Díaz
Se inició en el clarinete en el Conservatorio de la Universidad de Chile por descarte, debido a que en 1999 las plazas para estudiar saxofón estaban copadas. Su maestro fundamental no fue un profesor formal sino un estudiante: Hernán Madriaza, quien más tarde integraría la Orquesta Filarmónica de Santiago. Hacia 2003 se unió a los primeros talleres de improvisación libre del pianista inglés Martin Joseph, quien consolidó a una generación de músicos que enlista a Edén Carrasco y Sebastián Carrasco, entre otros. Esa experiencia lo llevó a tocar con diecinueve años en un quinteto de jazz moderno liderado por Joseph y que incluía al contrabajista Daniel Navarrete y el baterista Andy Baeza. Pero Barraza siguió vinculado a la improvisación libre, actuando como clarinetista y claronista en el entorno del guitarrista Ramiro Molina y las sesiones en Piso 3, junto a músicos como Roberto Zamora o Alejandro Rivas.
En 2008, Barraza viajó a Buenos Aires para estudiar jazz en el Conservatorio Manuel de Falla, dirigido por Ernesto Jodos. Allí se vinculó con la activa escena jazzística de la ciudad y retomó colaboraciones con el vibrafonista Diego Urbano, quien sería poco después su gran punto de apoyo para el desarrollo de un discurso tímbrico. En 2010 fue visto actuar por músicos de jazz en sesiones de improvisación libre en el club Thelonious, lo que le valió un ingreso definitivo a este campo como sideman del sexteto de Nicolás Vera, que grabó el disco Pacífico (2012).
Poco después, y en paralelo, Barraza lideraba su primer ensamble, un quinteto junto a Diego Urbano (vibráfono), Esteban Sumar (guitarra), Rodrigo Espinoza (contrabajo) y Nicolás Ríos (batería), con quienes editó Ocho chino (2013), su debut como líder. Su trabajo musical y su enfoque sobre el timbre lo llevó pronto a modificar la perspectiva de su conjunto, omitiendo el piano pero duplicando la presencia de la guitarra con Sumar y Raimundo Santander. Además utilizó como bajista eléctrico a Cristóbal Menares, e integró como fiscornista a Sebastián Carrasco.
Su sexteto se presentó en 2015 en el Festival de Jazz de Providencia, y fue posiblemente uno de los últimos momentos de Barraza en el campo del jazz contemporáneo, dado que entonces comenzó a orientar su nueva música hacia otro tipo de fusiones. En 2017 publicó su segundo disco, Baladí, liderando un nuevo ensamble con sonidos diversos, clarón, vibráfono, fiscorno, eufonio, acordeón, armonio, guitarrón chileno y voces.
Actualizado el 12 de mayo de 2024