Felipe Solís Poblete
Luis Arturo Morales Rojas, más conocido como el Flaco, nació el 28 de marzo de 1948 en Santiago. "El Hospital Barros Luco / fue quien puso la partera / el año cuarenta y ocho / que este mundo conociera", registra en una de sus cuecas. Se crió en Valdivia de Paine, al sur de Santiago, y a los catorce años abandonó voluntariamente el colegio para desempeñar diversos oficios.
Así está descrito en otra de sus cuecas. "Cuando quise ganar plata / dejé de ser cabro chico / me ganaba los firfiles/ como cobrador de micro. / Luego medio lateado / me fui a Lonquén / llegué de panadero / me fue re bien. / Me fue re bien, ay sí / pa' rematar / me tocó en San Bernardo / la militar. / Antes fui temporero / en los potreros". Pese a esos múltiples oficios, su vida siempre estuvo cerca de la música. Su padre, además de desempeñarse como zapatero, leía música, tocaba varios instrumentos de cuerda y daba clases particulares de guitarra.
En esos años tempranos fue recibida en su casa una amiga de la familia, que tocaba el arpa. Aunque nunca había visto un arpa en su vida, el joven Luis Morales comenzó a afinar ese encordado de metal y tripa a partir de sus conocimientos básicos de guitarra, y se hizo merecedor a quedarse con un tiempo con el instrumento para aprender a tocarlo. Para una Feria Internacional con motivo del Mundial de Fútbol de 1962, el adelantado joven acompañó a su padre tocando repertorio tradicional latinoamericano en Santiago y en quintas y ramadas de Isla de Maipo. Pese a ese feliz acercamiento al arpa, Luis dejó de tocarla, en especial por la ligazón que aún tenía este instrumento con el rol femenino de cantora, y siguió aprendiendo guitarra, tercero, requinto y, más tarde, acordeón y piano.
Guitarra, acordeón y requinto
El Flaco llegó a por primera vez a Valparaíso en 1971, a trabajar como copero en los restaurantes Rossini y Marco Antonio del barrio puerto. "Arrancando del mal tiempo / así la suerte lo quiso / me vine a tirar el ancla / al choro Valparaíso / Me fui como copero / al Marco Antonio / un boliche de guapos / de mil demonios", relata en otra de sus cuecas.
Luego debió pasar un tiempo en la cárcel pública debido a una riña: "Denotando ser gallito / a la cana fui a parar / me pitié dieciocho meses / pelo a pelo sin chistar". En el mismo 1971 comenzó a vivir de la guitarra, tocando en locales del barrio Almendral como Las Violetas, Las Quinchas, La Sirenita, El Delicia, El Galicia y el Santa Rosa: "Cuando salí de la cana / me afirmé con la guitarra / me codeaba con los taitas / de la noche y de la farra".
Al poco tiempo Morales ya trabajaba con los más nombrados músicos y cantores porteños, entre ellos el Negro Mascareño; Armando Lucero, el Estropajo; Manuel Rodríguez, el nombrado Cuadradito; Mario Cavas y Enrique Ñato Riffo, quienes ante sus aptitudes lo incentivaron a tocar y aprender nuevos instrumentos. "Cuando vieron los jaivos / que iba p'arriba / me enseñaron los trucos / las pillerías. / Las pillerías, sí / a vino tinto / aprendí el acordeón / también requinto".
Para 1973 trabajaba como vendedor de pescados y mariscos en las calles cercanas a la Plaza Echaurren, donde ganaba más que laborando como músico debido a las restricciones que sufrió la vida nocturna a partir del golpe militar de ese año. Durante la misma década aprendió a tocar el acordeón mientras trabajaba como músico en El Rincón de México. Y poco después, mientras se desempeñaba en el restaurant Avenida, más conocido como "Las guitarras", compró su primer acordeón, en la Casa Armando Becerra de Valparaíso.
Como músico, Luis Morales conoció y trabajó en una infinidad de lugares de Valparaíso, desde el mítico restaurant Nunca Se Supo hasta las quintas de San Roque, fondas y ramadas de la región y esporádicamente también en Santiago e Iquique, entre otros lugares. A raíz de lo inestable del trabajo de músico popular, en especial por los cambios sociales que terminaron con la bohemia porteña, el Flaco tuvo varios oficios alternativos no ligados a la música, desde sastre a obrero de la construcción, así como comerciante en un puesto de fruta en San Antonio, entre otros.
Cinco años vivió en Santiago entre 1992 y 1997, para instalarse de manera definitiva en Valparaíso tras la edición del primer disco de La Isla de la Fantasía en 2001, y trabajar en lugares más recientes como el local de parrilladas El Molinón, de calle Freire frente al Parque Italia, donde con un conjunto interpreta principalmente boleros y valses peruanos. La amplísima experiencia que ha sumado en su vida está plasmada desde 2003 en más de un centenar de cuecas que en 2005 le valieron ganar el financiamiento del Fondo del Libro: fue el sustrato del segundo disco de La Isla de la Fantasía, A cueca limpia (2007).
La biografía del Flaco es la historia de las quintas de San Roque, de la tradicional carrera hípica del Derby en el Sporting Club de Viña del Mar, de los clubes sociales y deportivos del puerto y de sus ya casi extintos locales nocturnos. Tanto sus cuecas como sus ejecuciones musicales tienen como fundamento principal la improvisación y el lenguaje agudo y vivaz desde donde dio forma a su invaluable repertorio de cuecas. Ha participado como músico invitado en producciones de los grupos porteños Transiente y Alambique, quienes también han grabado alguna de sus cuecas, y participa de forma permanente con diversas agrupaciones y lotes cuequeros, transformado en uno de los artistas infaltables de la agrupación porteña La Isla de la Fantasía.