Javier Barría

Javier Barría
Foto: Emilia Fiorincino

Cantante, guitarrista, compositor y productor son roles que han concentrado la atención de Javier Barría desde comienzos del siglo XXI, cuando se convirtió en uno de los primeros músicos chilenos que difundió su trabajo a través de soportes digitales. Inquieto y prolífico autor de discos que transitan por los amplios márgenes de la cantautoría y el pop, su huella puede encontrarse también en grabaciones de múltiples artistas chilenos y latinoamericanos.

Ficha

Fechas

Santiago - 01 de diciembre de 1979

Región de origen

Metropolitana de Santiago

Décadas

2000 |2010 |2020 |

Géneros

Grupos

Javier Barría

Cantante, guitarrista, compositor y productor son roles que han concentrado la atención de Javier Barría desde comienzos del siglo XXI, cuando se convirtió en uno de los primeros músicos chilenos que difundió su trabajo a través de soportes digitales. Inquieto y prolífico autor de discos que transitan por los amplios márgenes de la cantautoría y el pop, su huella puede encontrarse también en grabaciones de múltiples artistas chilenos y latinoamericanos.

Iñigo Díaz / Rodrigo Alarcón

“Cantautor digital” y “cantautor wi-fi” fueron etiquetas que se utilizaron en la década del 2000 para intentar describir a Javier Barría, un nombre que llamaba tanto la atención por sus composiciones como por su facilidad para difundirlas a través de herramientas en boga en esa época, como MySpace y Soulseek. Entonces parecía compartir un universo con coetáneos que luego siguieron caminos dispares, entre los que se contaban Leo Quinteros (n. 1975), Nutria (n. 1972), Felipe Cadenasso (n. 1978), María Perlita (n. 1978) o Fernando Milagros (n. 1980).

En realidad, a esa altura Javier Barría ya perfilaba una obra con rasgos propios. Había seguido estudios de Música en la Universidad de Chile, entre 1998 y 2003, y desde antes había ensayado su veta de cantautor: en su habitación nació en 1996 una canción inaugural como "Ya no pienses más", que comenzó a vislumbrar una agudeza poética resultante de los años de dominación de Los Tres y la influencia que ejerció el rock argentino sobre él. Fue el inicio de un prolífico trabajo en un estudio portátil bautizado adecuadamente como Yendo de la Cama al Living de mi Casa, un ejercicio del que surgieron tempranas grabaciones caseras como Axólotl y Perfil de corazón.

Los primeros años 2000 fueron una etapa en la que Javier Barría publicó en línea casi inalterablemente dos discos por temporada, en los cuales describió un efecto de péndulo entre la canción pop acústica, el uso de soportes electrónicos y la puesta en escena de una banda de rock. Los modelos de la canción rockera argentina -Luis Alberto Spinetta, Charly García, Fito Páez, Gustavo Cerati- eran su primera guía entonces, pero luego fue notorio también el influjo sónico y poético de gente como Neil Young, Robin Guthrie y Johnny Marr.

En paralelo, fue parte de proyectos como el trío Os Desafinados (donde apareció su veta tropicalista) y el dúo Flora y Fauna y tocó con Mariel Villagra y Marcelo Vergara, además de presentar a figuras como Paz Quintana y grabar junto al grupo Alüzinati.

Cantautor, invitado, productor
Para el segundo lustro del siglo XXI, Javier Barría aparecía como uno de los más aventajados exponentes de lo que entonces se agrupó como “generación MySpace” o “generación cortacuerdas”: solistas con predilección por la guitarra, que liberaban discos en formato digital y se presentaban en locales y bares donde el ruido ambiente podía obligarlos a exigir su instrumento para hacerse escuchar. Natalia Molina, Matías Cena, Evelyn Cornejo y Diego Peralta, entre otros, aparecían hermanados por esas categorías en esos años.

Fue en esa época también que Javier Barría editó Ciudadano B (2007), un disco que para él inauguró una etapa diferente. Luego lo adoptó como inicio oficial de su discografía, pero ya en esos días ubicaba su repertorio previo en otra categoría: “El que lo encuentra en Soulseek lo encuentra. Ése es el destino de esos discos. Ahora sí quiero filtrar, quedar conforme con todo lo que salga (...) no puedo seguir jipeando, siento yo. Tengo que hacer algo más pro”, decía entonces al sitio Mus.cl.

Y lo hizo: desde Introducción a la geometría (2009) a Estación Pirque (2016), cinco discos de mejor factura técnica lo consolidaron como uno de los solistas más notorios de la década de 2010. En ese lapso consolidó su oficio tocando en bares y pequeñas salas a lo largo de Chile, visitó países como Argentina, Perú y Colombia y se vinculó con otros artistas del continente. También cobró mayor visibilidad cuando fue reconocido como Mejor Cantautor en los primeros Premios Pulsar por su disco Folclor (2014), que además había posicionado en radios uno de sus sencillos, “El día que dejaste de quererme”.

A ese incipiente reconocimiento también contribuyeron las múltiples colaboraciones que firmó desde esos años. Así como ha figurado en conciertos masivos de artistas como Camila Moreno o el uruguayo Jorge Drexler, mucho más larga es la lista de grabaciones que ha hecho para discos de autores tan diversos como Ana Tijoux, Francisco Pinto, Carolina Nissen, Franz Mesko, Verónica Soffia y los peruanos Alejandro y María Laura, entre muchos otros.

Después de la publicación de Estación Pirque, Javier Barría se concentró en una faceta de productor que ya había probado con Dulce y Agraz, pero se intensificó hacia fines de la década de 2010. Benjamín Walker, Rocío Peña, Felipe Schuster, el mexicano El David Aguilar y los mismos peruanos Alejandro y María Laura requirieron sus servicios en esa labor, que incluso limitó su actividad como cantautor a esporádicas presentaciones en vivo. En 2023 fue distinguido como el Mejor productor en los Premios Pulsar.

Actualizado el 22 de agosto de 2023