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Karina Ruiz se inició como cantante en la banda juvenil penquista Mädel, con la que en 2015 grabó el álbum Cautivo, y expuso entonces un pop de cuidada factura. El grupo ganó el III Festival de Bandas Juveniles de Talcahuano, y su separación ese mismo año debido al ingreso de Karina a la universidad para estudiar Ingeniería Comercial, permitiría luego el comienzo de un proceso de composición personal de canciones. En 2018 llegarían al disco EP Sempiterno, un serie de piezas de cierta oscuridad y densidad, que ella misma denominó como "soft dark pop". Con este trabajo, Giyil fue nominada a los premios Pulsar de 2019 en la categoría Artista Revelación.

Su paso siguiente tuvo lugar en el turbulento contexto de la crisis sanitaria y las transformaciones sociales, donde ella terminó de consolidar un cancionero propio que exhibía entonces más nítidos resultados de producción y textos, en sintonía con su crecimiento como autora de canciones pop juvenil. Con colaboraciones de nombres del sur, como  el citado dúo Lolein o el cantante trap Yung Moho, Giyil publicó Frágil (2021), álbum pop de sintetizadores y teclados, pero también de ritmos urbanos, donde ella se aproximó a temas como la vulnerabilidad, la desnudez, la violencia de género y la sanación.