Gepe

Gepe
Foto: Rocío Mascayano

Es el cantante que mejor resume las características del nuevo pop consolidado desde 2010 en Chile. Gepe se inició en la década previa en el circuito independiente y desde esa base ha evolucionado hasta hacer llegar su música a un público amplio, con éxitos sucesivos y creciente presencia internacional. Así como fueron muy variadas las músicas que escuchó antes de ponerse a tocar, también han sido diversas las opciones de Gepe para hacer sus canciones, y se ha valido de ellas para aparecer como uno de los cantantes y autores distintivos de su generación. Desde su inicio como solista en 2004, Gepe ha pasado por los instrumentos acústicos, el pop electrónico, una exitosa inclinación por los ritmos andinos, la tonada y tradición campesina, e incluso elementos del reguetón y la bachata en su búsqueda sostenida.

Ficha

Fechas

Santiago - 28 de septiembre de 1981

Región de origen

Metropolitana de Santiago

Décadas

2000 |2010 |2020 |

Géneros

Pop

Grupos

Gepe

Es el cantante que mejor resume las características del nuevo pop consolidado desde 2010 en Chile. Gepe se inició en la década previa en el circuito independiente y desde esa base ha evolucionado hasta hacer llegar su música a un público amplio, con éxitos sucesivos y creciente presencia internacional. Así como fueron muy variadas las músicas que escuchó antes de ponerse a tocar, también han sido diversas las opciones de Gepe para hacer sus canciones, y se ha valido de ellas para aparecer como uno de los cantantes y autores distintivos de su generación. Desde su inicio como solista en 2004, Gepe ha pasado por los instrumentos acústicos, el pop electrónico, una exitosa inclinación por los ritmos andinos, la tonada y tradición campesina, e incluso elementos del reguetón y la bachata en su búsqueda sostenida.

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Su trayectoria ha estado, además, caracterizada por las colaboraciones, con grabaciones y proyectos de largo aliento en diferentes momentos junto a gente como Javiera MenaAlex Anwandter, Pedropiedra, GianlucaVicente Sanfuentes, Fernando Milagros, Cristián Heyne, Belencha Mena y Diego Morales; y en sus cruces internacionales aparecen desde la mexicana Carla Morrison al argentino Vicentico. Gepe es uno de los mejores ejemplos de la generación de músicos desprejuiciados que trajo consigo la circulación libre de información y sonido posibilitada por internet en el nuevo siglo. Con esos recursos, ha descubierto un recorrido propio y personal en la canción.

Pop aprendido y folclor adivinado
Su nombre es Daniel Riveros. Y su música no es complicada de definir en primera instancia: "La música de Gepe es folclor con pop", estaba anotado en los registros tempranos de Jacobino Discos desde 2004, año de la aparición de su primer disco por ese sello independiente, junto a un pequeño manifiesto en primera persona:

La canción es como una casa. Se construye pero se puede remodelar, y esto siempre a partir de sus cimientos ya establecidos. Voy a elevar el techo, voy a construir un subterráneo, no importa, pues la casa sigue siendo la misma, ubicada en la misma calle y barrio.

Ese barrio inicial está en San Miguel, la comuna santiaguina donde creció Riveros, y la analogía con una casa bien puede tener que ver con su formación de diseñador en la Universidad Católica. Su escuela musical en cambio es la de la música que ha escuchado. Un recuento de sus audiciones desde adolescente, según sus primeras entrevistas, incluye britpop, metal, rock alternativo, ruido,  melancolía, posrock, experimentación melódica, folclor y raíz folclórica chileno con Violeta Parra, Gabriela Pizarro o Paillal.

Con todas esas fuentes Gepe se inició como un autor y compositor innato e instrumentista autodidacta. Ya hacia 2002 tocaba con la cantante Javiera Mena y antes, en 1999, había debutado con su primer grupo tras salir del colegio Miguel León Prado, en el paradero siete de la capitalina Gran Avenida, el mismo barrio sanmiguelino de Los Prisioneros décadas antes. Gepe cantaba y tocaba batería en ese grupo colegial, el sorprendente dúo de rock e instinto folclórico conocido desde 2001 como Taller Dejao.

De acústico a electrónico: Gepinto y Hungría, primer movimiento
Antes que con ningún disco propio, el detonante inicial para Gepe fue su participación en un compilado. La canción "Namás" en la antología Panorama neutral (2005), donde comparte además la balada "Sol de invierno" con Javiera Mena, fue el inicio de una serie de participaciones, colaboraciones y proyectos paralelos. Como publicaciones solistas, el EP 5×5 (2004) y el álbum Gepinto (2005) dieron la largada como continuación lógica: canciones acústicas en compases de tres tiempos, pulsos nortinos, guitarras ligeras y conmovedoras, además de experimentos más abiertos y con bases electrónicas. Medió un año y medio antes de un segundo disco de larga duración, tiempo suficiente para emprender un giro y encontrar una nueva dupla de acompañantes.

En los festivales Mutek (2005) y Eima (2006) conoció al músico y productor Vicente Sanfuentes, y su trabajo con él y con el bajista Pedro Subercaseaux se oye en Hungría (2007), un disco en el que Gepe no pierde su balance entre música acústica y electrónica, pero sí se inclina más que antes hacia las bases programadas y teclados.

Desde la salida de sus dos primeros discos el cantante llamó la atención de un público creciente, y ese proceso se iba a acentuar con sus siguientes trabajos. Los discos grabados con el productor Cristián Heyne marcaron desde entonces su declarada apertura a audiencias mayores en Chile y otros países: Audiovisión (2010), GP (2012) y Estilo libre (2015) ubicaron en radios y redes singles como el entusiasmo de “En la naturaleza (4-3-2-1-0)”, el reggae distendido de "Fruta y té", el pulso más pausado de "Bacán tu casa" y la más llamativa de todas: "Bomba chaya", con charango y alusiones clave: "Hace tiempo que encontré / un ritmo que bailé / como si no hubiera nada más / Una trompeta magistral / un arpa sideral / que toca la canción bomba chaya / Bombo y caja digital / el cuerpo natural / que se mueve llegando más allá". Con su cuarto disco Gepe confirmó el procedimiento de elaborar pop a partir de los elementos reconocibles de la música andina, misma opción que en dos años más iba a consagrar a nivel de espectáculo de masas en el Festival de Viña de 2014.

Fue como legitimar una disposición a la mezcla y la búsqueda antipurista que si en sus inicios se aplaudía como atípica, el tiempo terminó por sumar a tendencias internacionales más amplias, también llamadas a canalizar la tradición de determinadas culturas a través de la canción pop. Sin dejar de presentarse como un cantautor atento a las corrientes, un hito en el recorrido de Gepe fue su trabajo en Folclor imaginario (2018), abordaje a la vez riguroso y propositivo a 13 canciones tomadas de discos con las recopilaciones hechas en terreno y aprendidas de sus maestros por la Premio Nacional de Artes Margot Loyola, Premio Nacional de Artes Musicales de Chile. Junto a una banda especialmente formada para el proyecto —extendido además en un aplaudido documental homónimo, dirigido por Nino Aguilera— Gepe presenta un acopio de raíz según los filtros a veces inesperados que le dan el pop, el jazz y hasta el trap (en el caso del tema “Amoríos pasajeros”, con voz del artista urbano Gianluca). Su explicación no es ruptura, sino continuidad:

Aprendí con ella que las canciones mutan de acuerdo a las circunstancias, al tiempo y a las voces que las transmiten. Lo que hago en el disco no son covers, como suelen entenderse las versiones en el mainstream musical. Pienso, más bien, que soy, junto a la banda con la que trabajé, una más de miles y miles de capas que han ido levantando estas canciones a lo largo de mucho tiempo. Lo que tengo que decir en este disco lo digo con mucho gusto, y es el amor profundo que siento por lo que vi en esa mujer y quienes la rodearon. Los admiro tanto a ellos y a su comunión, que es eso lo que quiero revelarle a la gente.

Actualizado el 30 de septiembre de 2022