El Monteaguilino

El Monteaguilino
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La pequeña localidad de Monte Águila, en la Octava Región, le dio al chileno José Sepúlveda su primera visión de mundo y, más tarde, el apodo que lo haría conocido en todo el país. Pese a no haber ganado premio alguno, El Monteaguilino fue estrella en el Festival de Viña 1988 y hasta hoy se cuela a radios folclóricas, fiestas y jornadas dieciocheras con “Caballito de metal”, la famosa canción del «tren y su chiqui chiqui cha / que alegra el triste corazón» .

Ficha

Fechas

Región de origen

Biobío

Décadas

1980 |1990 |2000 |2010 |2020 |

Géneros

El Monteaguilino

La pequeña localidad de Monte Águila, en la Octava Región, le dio al chileno José Sepúlveda su primera visión de mundo y, más tarde, el apodo que lo haría conocido en todo el país. Pese a no haber ganado premio alguno, El Monteaguilino fue estrella en el Festival de Viña 1988 y hasta hoy se cuela a radios folclóricas, fiestas y jornadas dieciocheras con “Caballito de metal”, la famosa canción del «tren y su chiqui chiqui cha / que alegra el triste corazón» .

Tres veces pisó El Monteaguilino el escenario de la Quinta Vergara, pero fue su primera participación en la competencia folclórica de 1988 la que lo inscribió en la historia del certamen. Con su espectáculo de entonces, junto a una gallina llamada Monona, el cantor impuso en el gusto masivo, cimentado además en una canción de estribillo pegajoso que el jurado consideró se escapaba de los moldes folclóricos exigidos. Compuesta por Titín Molina, era en rigor una guaracha, un ritmo de origen cubano que muchos han considerado ajeno al folclor local.

El sureño inició entonces una vistosa carrera de intérprete que lo ha convertido en nombre habitual de certámenes folclóricos y festivales de provincia, y en la que asegura ser el primer folclorista chileno en haber grabado un videoclip (para el tema “Cacharrito pa pu pa”). Hasta su muerte, en 1995, la gallina Monona era exigida en sus contratos de trabajo, como elemento fundamental de su banda.

En los últimos años, El Monteaguilino ha mantenido un repertorio centrado en la guaracha, grabando incluso versiones de temas ajenos en ese ritmo, como su curiosa transformación de “Hay un límite”, de Aleste.

Actualizado el 09 de diciembre de 2020