Marisol García
Aunque nació en Santiago de Chile, Luis Alberto Cuevas Olmedo pasó su infancia y adolescencia junto a su familia primero en Venezuela (desde los 3 años) y luego en Canadá (desde los 10). Regresó a Santiago a los 20 años de edad, luego de estudios incompletos en diseño gráfico. «El 18 de septiembre de 1988 regresé a un Chile de transición a la democracia después de haber crecido como extranjero en varios países —recordaba Cuevas en una columna escrita por él en 2018 para La Tercera—. Traje conmigo referencias e influencias musicales que constaban desde la base misma del rock'n'roll […] con un cierto escepticismo hacia mi gusto por el rock cantado en nuestro idioma».
Su interés por la música en general, y el impacto particular frente a las grabaciones de Los Prisioneros, lo hizo acercarse al círculo que por entonces rodeaba a la capitalina disquería Fusión, en Providencia, la más al día en pop extranjero. Luego, y en un trabajo esporádico en la discoteque Seriatutix conoció al baterista Mauricio Clavería, en 1988. El músico lo invitó a una audición, pues su banda, La Ley, buscaba por entonces un cantante, luego de la partida a España de su voz original, Shía Arbulú. Así fue que Cuevas se incorporó en 1989 al grupo y asumió cómodamente funciones de letrista y cantante.
Con La Ley, Cuevas trabajó diecisiete años en una primera etapa, y fue él quien anunció en el 2005 la primera decisión del grupo de tomarse un tiempo de descanso. Fue con La Ley que el intérprete se convirtió en una estrella continental, y también gracias al grupo que pasó a ser sucesivo residente de Ciudad de México y Los Ángeles (California). Más tarde iba a ser parte de la rearticulación del trío, ocupándose nuevamente en la dinámica de grabaciones y shows del grupo hasta su disolución definitiva, en 2016.
Debut como actor
Durante el tiempo en que La Ley hizo una extensa pausa (2005 a 2014), Cuevas quiso probar suerte en áreas que siempre le habían parecido atractivas. Condujo un tiempo el programa "Nü Onda", en MTV Latino, y habló sobre sus inquietudes como guionista. Comentaría más tarde en entrevistas: «Siento que el arte no debe ser restrictivo a una sola área. Siempre me gustó el aspecto renacentista de los artistas».
Además de la música, su foco ha estado puesto sobre la actuación en cine, labor en la que debutó en 2005 con un pequeño papel de sacerdote en La mujer de mi hermano, cinta mexicana basada en una novela del peruano Jaime Bayly (y para cuya banda sonora grabó una versión alternativa de "Mentira", el éxito de La Ley). La buena prensa conseguida con su actuación le cerró casi de inmediato otros dos contratos fílmicos para los siguientes meses. Vinieron así el cameo de 7 días (2005) y otro papel de ficción en Borderland (2007).
Su anunciado disco en solitario no se concretó sino hasta mediados del año 2008, cuando Miedo escénico vino a compartir públicamente el trabajo desarrollado con calma en el estudio de su casa, en Los Ángeles. La crítica recibió con calidez un disco en el que el cantante aseguró haber sintetizado las múltiples influencias definitorias de su vida, desde la música, la gráfica o la espiritualidad, vinculadas, como reconocería más tarde, a un momento personal exigido y opacado por su separación matrimonial. Hasta el lanzamiento de Miedo escénico, las únicas grabaciones solistas de Cuevas habían sido en dos discos tributos: a Pablo Neruda (Marinero en tierra, 1999) y al mexicano José José (Volcán, 1998). Su nombre se encuentra también entre los créditos de colaboración del álbum Manzana (2004), de Los Prisioneros. La edición de su segundo álbum, Transformación (2012), fue precedido por la generosa rotación radial para el single "Quiero creer". Todas las canciones del álbum son composiciones suyas, y es innegable su vocación discotequera e internacional (entre los colaboradores figura la voz del famoso grupo español La Oreja de Van Gogh). El propio autor definió en entrevistas su sonido dance como «un riesgo que quise asumir».
El disco (Mejor Álbum Pop-Rock en los Grammy Latino 2013) apareció casi en simultáneo a una publicación sorprendente: el libro El arte de ser Beto Cuevas reune pinturas e ilustraciones del propio músico con la transcripción de una entrevista en la que se refiere a su biografía y paso por La Ley. Se trata, hasta ahora, de una edición limitada al mercado mexicano.
Adiós definitivo a La Ley
Aunque La Ley tuvo en 2014 una rearticulación que en algún momento pareció auspiciosa, las diferencias en su interior terminaron de quedar en evidencia menos de dos años más tarde. Un anuncio en redes sociales del propio Cuevas dio por terminado el trayecto junto a la banda, y la oficialización de su vida profesional solista. El cantante confirmó esa decisión con pasos profesionales importantes en 2018, como su participación en un disco colectivo de tributo a José Alfredo Jiménez (a cargo de "El rey", nada menos), la grabación de su tema "Fuera de mí" a dúo con la española Ana Torroja, y un gran concierto en Movistar Arena, en diciembre. Al año siguiente, el papel principal en un montaje en México para el famoso musical Jesucristo súperestrella confirmó la diversidad de sus intereses profesionales. Una entrevista en La Tercera a propósito de su bien criticado rol de Jesús daba pistas sobre las nuevas prioridades del cantante:
Cuando dejé de trabajar con mis compañeros de grupo fui 85% más feliz de lo que era en ese momento, me sentí mucho mejor. Quería dejar de trabajar con ellos más que terminar con La Ley, eso que quede claro. Por eso no lo siento como revancha, ya que mi única competencia soy yo mismo, ese es mi parámetro. Si compites con otras personas te pones límites y yo no quiero eso. Mi intención es siempre ampliarme como artista, porque puedo pintar, hacer un musical, un disco, una obra. Quiero ser una persona renacentista. Si estás creando, no me gusta ponerme títulos. Soy inquieto, no soporto más de dos semanas de vacaciones, porque siento que el tiempo, así como la vida, se van rápido.