Willy Bascuñán

Willy Bascuñán
Foto: RCA Victor

Uno de los trabajos más importantes y reconocidos de Guillermo Willy Bascuñán ha sido el que desarrolló durante los años sesenta junto al conjunto vocal Los Cuatro Cuartos (sobre todo, por su labor en el disco Al séptimo de línea). En sociedad con Pedro Messone y Luis Chino Urquidi, el cantautor le dio ahí forma a parte de lo mejor de la corriente conocida como Neofolklore, que volvió a hacer atractiva la raíz chilena y sudamericana, de acuerdo a un trabajo vocal y de arreglos nunca antes realizado en el país. Pero el músico ha destacado también en experiencia junto a otros grupos, como solista y —sobre todo— como autor para canciones popularizadas por otros. Su aporte al respecto incluye títulos clásicos de la canción chilena, como "El solitario", "Cuando rompa el alba", "El ovejero", "Los viejos estandartes" y "Voy pa' Mendoza".

Ficha

Fechas

Santiago - 19 de noviembre de 1942

Región de origen

Metropolitana de Santiago

Décadas

1960 |1970 |1980 |1990 |2000 |

Géneros

Willy Bascuñán

Uno de los trabajos más importantes y reconocidos de Guillermo Willy Bascuñán ha sido el que desarrolló durante los años sesenta junto al conjunto vocal Los Cuatro Cuartos (sobre todo, por su labor en el disco Al séptimo de línea). En sociedad con Pedro Messone y Luis Chino Urquidi, el cantautor le dio ahí forma a parte de lo mejor de la corriente conocida como Neofolklore, que volvió a hacer atractiva la raíz chilena y sudamericana, de acuerdo a un trabajo vocal y de arreglos nunca antes realizado en el país. Pero el músico ha destacado también en experiencia junto a otros grupos, como solista y —sobre todo— como autor para canciones popularizadas por otros. Su aporte al respecto incluye títulos clásicos de la canción chilena, como "El solitario", "Cuando rompa el alba", "El ovejero", "Los viejos estandartes" y "Voy pa' Mendoza".

Marisol García

El libro Historia social de la música popular en Chile, 1950-1970 destaca las canciones de Willy Bascuñán como las de un autor chileno «con cierta dosis de costumbrismo en su referencia a vestuarios, oficios y modos de hablar tradicionales, pero [que] se alejan del tradicionalismo propio de la música típica y son más universales, lo que se aprecia tanto en sus rasgos musicales como literarios. Bascuñán mira el campo desde la ciudad, sin idealizarlo, transformándolo en un paisaje abierto y distante, casi impersonal. Allí sitúa a los protagonistas de sus canciones; seres solitarios que renuncian al amor por la libertad, afuerinos que cabalgan por una geografía agreste, teniendo siempre que partir».

De la Armada a la música
Ingresó a Los Cuatro Cuartos en 1963, apenas el conjunto se vio necesitado de una voz extra debido a la salida de Raúl Morales. Aunque el grupo no tenía aún la proyección profesional que más tarde llegaría a alcanzar, Bascuñán decidió comprometerse con el brillo artístico que notó en Luis Chino Urquidi y Pedro Messone. Se integró al grupo meses después de dejar sus labores de subteniente de la Escuela Naval, y ya con un interés musical desarrollado como compositor espontáneo de canciones desde los 14 años de edad.

Con Los Cuatro Cuartos —quienes grabaron diecinueve de sus composiciones— Bascuñán conoció el éxito de hits radiales y triunfos en festivales. Se quedó como el principal colaborador de Urquidi luego de la salida de Pedro Messone, en 1964 (ese cantante anotaría más tarde dos de sus mayores éxitos con composiciones de Bascuñán desechadas por el conjunto: "El ovejero" y "El solitario"). Dos años más tarde, el grupo publicó la obra que más lo comprometió y que hasta hoy lo distingue como un nombre mayor de la música de esa época: Adiós al séptimo de línea, un disco de concepto basado en la novela histórica homónima de Jorge Inostroza sobre la Guerra del Pacífico. Precisamente el escritor se ocupó de las letras de las canciones, en las que Bascuñán figuró como único compositor.

La grabación completa (en los estudios Splendid, de calle Catedral) tomó seis meses, con al menos diez horas diarias de ensayo. Fue uno de los primeros discos chilenos grabados en estéreo, y su carátula incluyó un trabajo gráfico excepcional, incluso con textos introductorios para cada título. El mayor éxito del disco llegó a ser "Los viejos estandartes", canción que más tarde el Ejército de Chile adoptó como himno institucional. El libro Historia social de la música popular en Chile, 1950-1970 afirma que fue el disco más vendido de 1966 y lo describe de este modo:

«Adiós al Séptimo de Línea está formada por doce canciones que narran y describen distintos sucesos y personajes de la Guerra del Pacífico, dispuestas en el disco sin mayor ilación histórica ni dramática. La referencia a géneros del norte era inevitable para un músico de mediados de los años sesenta. De este modo, Bascuñán utiliza en tres oportunidades el cachimbo, en dos la marcha, y en una el trote y la refalosa, manteniéndose dentro del marco genérico que le ofrecía el neofolklore».

Poco después de la publicación del álbum, en diciembre de 1966, Fernando Torti murió en un accidente automovilístico, y Los Cuatro Cuartos decidieron darse su primera pausa profesional.

En España: la América Joven
Bascuñán se ocupó entonces en el grupo Los Solitarios, con quienes en 1967 publicó un álbum homónimo y obtuvo el Primer Lugar folclórico del Festival de Viña (con el tema "Voy pa’ Mendoza"). De modo excepcional, el cantautor logró ese año la marca única de quedarse también con el primer lugar Internacional, gracias a la autoría de "Cuando rompa el alba", interpretada por Fresia Soto.

Tras un breve período de trabajo junto a Fórmula 1 (1968-69), a principios de los años setenta Bascuñán fundó el grupo América Joven, conjunto que pasó por diferentes formaciones y con el que el músico buscó experimentar en la combinación de instrumentos vernáculos y electrónicos. Viajó con ellos a España, consiguió el padrinazgo de Joan Manuel Serrat, y llegó a grabar tres álbumes. Pese a los cambios de integrantes, mantuvo activas giras por toda Europa hasta 1976.

Se animó a reunirse una vez más con Los Cuatro Cuartos, de los que quedó como director (ya no estaba Urquidi) hasta 1980. Sus composiciones para otros intérpretes lograron especial relevancia con Mujeres de Chile (1979), una obra que Bascuñán le entregó a Ginette Acevedo y que destacó sobre todo por el tema "Mujer en el tiempo".

La televisión de la época fue acogedora con sus creaciones, que incluyeron libretos cómicos ("El troncal Negrete", junto al comediante Ronco Retes) y de rescate folclórico ("Chile lindo", "Canta Chile", "Canta Noche"). Junto a Nino García trabajó una obra inspirada en el folclor altiplánico que nunca llegó a editarse (Haltiplano).

Willy Bascuñán reside en la ciudad de Pucón desde los años noventa, desde donde coordina esporádicas presentaciones en vivo y grabaciones. Para celebrar sus cuarenta años de carrera mostró "Yo también tengo algo que cantar", un espectáculo de repaso de su repertorio. Tiene publicada al menos una novela de arista política (Operación Sansón), y la detención de Augusto Pinochet en Londres, en 1998, le inspiró la composición y edición en cassette de un tema titulado "Carta a los chilenos (la canción)".

Actualizado el 25 de octubre de 2018