Gabriela Bade / Jorge Leiva
Gatti y su guitarra han conformado una pareja clásica de la música chilena: la de un trovador nuevo, tras el esplendor de la época de la canción contingente de los '60 con Víctor Jara, Ángel Parra o Payo Grondona, entre otros solistas. Pero su caso tiene una diferencia: Sus temáticas están fundamentalmente volcadas a la naturaleza, la vida humana y el amor, fuera de toda contingencia y casi sin interrupciones a lo largo de varias décadas.
Esos momentos: primeras bandas de rock
Antes del hippismo, Gatti era un adolescente de los años sesenta que sabía tocar acordeón y guitarra, y que había tenido una interesante formación musical gracias al piano de su abuela y a los primeros discos de su vida: los de Bob Dylan y los Beatles. Como alumno del colegio Grange armó dos bandas: The Clouds y The Apparition. Con esta última alcanzó a grabar cuatro singles; uno de ellos, la versión en castellano de la balada “When a man loves a woman” (popularizada por Percy Sledge), por cuya interpretación en guitarra eléctrica se ganó el exagerado apodo de «el Eric Clapton chileno». Más tarde, integró durante un breve período el grupo Los Vidrios Quebrados.
Aunque intentó la formalidad del Conservatorio, los tiempos no estaban para dogmas, y después de tres años de estudios se fue a Europa, encontrándose de golpe con el auge psicodélico que por entonces extendían bandas como Pink Floyd, Procol Harum y Fleetwood Mac. Un viaje que en sí mismo encerraba un tipo de vida. Viajó como tripulante de un barco mercante en el verano de 1970 y estuvo a punto de adoptar ese oficio para siempre. Pero no fue así, y tras permanecer en Alemania por casi un año, regresó a Chile y se integró a los Blops, su proyecto emblema, con quienes se había encontrado antes de ese viaje.
Con ellos grabó “Los momentos” y vivió el nuevo estilo de vida, con convivencia en comunidad y filosofías humanistas. Es que los Blops asumían la música como la plataforma para una filosofía amplia, intrínsecamente vinculada a sus vidas y desarrollo personal. Gatti, Juan Pablo Orrego, Julio Villalobos, Sergio Bezard y Juan Contreras vivieron en una comunidad a la que llamaron "La Manchufela", y juntos trabajaron como en un taller sus tres álbumes: Blops (Los momentos), Blops (Del volar de las palomas) y Blops (La locomotora).
Así no más: el Gatti solista
En julio de 1973 vino el desbande de los Blops. Tras participar en la versión local de Jesucristo Superestrella y embarcarse en un nuevo viaje a Alemania, la situación del país terminó por sellar el fin del grupo. Gatti, al poco tiempo, se reunió brevemente con Orrego y en 1978 reunieron a los Blops, en una etapa que tuvo un par de grabaciones, presentaciones televisivas y la grabación de tres pioneros videoclips dirigidos por Pablo Perelman, hasta que el proyecto se acabó tras la decisión de Orrego de partir al extranjero.
Sin alternativa y sin buscarlo, el músico debió asumir su condición de solista. En 1982 editó su debut, Gatti, con temas como “Quiero paz” y “El viaje definitivo”, y una colorida producción instrumental (que incluyó una segunda versión para "Los momentos"). Su oficio de cantautor y su pasado rockero se articularon en esa grabación que tuvo apenas ocho canciones y que representa un registro fundamental de la música chilena. Temas como "Quiero paz", "Sambayé" y "Francisca" son hasta hoy títulos claves de su repertorio, que además incluyó una tercera - y la más conocida - versión de "Los momentos"
El éxito de esa primera incursión le permitió al año siguiente firmar contrato con la multinacional RCA (posteriormente BMG) para Gatti 2, el disco que incluye una de sus canciones más recordadas de los años '80: “El navegante” (tema central de la película El último grumete, de Jorge López), y donde se consolidó el notable protagonismo de su guitarra.
Con el repertorio de esas dos grabaciones, en 1985 Gatti era una de las máximas figuras de la canción local. Vinculado al Canto Nuevo, en cuyos escenarios era figura frecuente, logró sin embargo trascender esos circuitos y también tuvo importante presencia en televisión. Y en octubre de 1985 protagonizó una experiencia inédita para un músico de su estilo: El exitoso ciclo de cuatro recitales a tablero vuelto en el Teatro Providencia con otros conocidos músicos (entre ellos, Cecilia Echenique). Esencialmente así no más llamó el registro de esa experiencia, que qeudó prensada en un disco doble, y que antecedió a Loba, su álbum de 1987, donde exploró la tradición de la música celta y mostró -en la canción que da nombre al disco- su visión crítica hacia la situación política de entonces.
En 1989, el cantautor se asoció con otra figura señera de los años '70, el argentino Nito Mestre. Juntos grabaron Entrada de locos, donde recogían canciones de sus respectivos grupos: los Blops y Sui Generis. La sociedad les permitió también ofrecer algunas presentaciones en vivo, incluyendo una nueva versión del recital de 1973 "Los caminos que se abren" (junto a Los Jaivas y Congreso), en el Estadio Santa Laura. Los vínculos con músicos argentinos se mantuvieron más tarde con presentaciones junto a gente como León Gieco y Mercedes Sosa, y, años más tarde, en presentaciones en Chile y Argentina. Mestre ha grabado la que Gatti considera «la mejor versión de 'Los momentos' que le he escuchado a otro músico».
En 1993 el trovador volvió al disco: en Temprano en el cielo centró su mirada en la naturaleza y sus bondades. Ese fue el año en el que Gatti cumplió el sueño de abrir el show de unos de sus ídolos, cuando Paul McCartney actuó en el Estadio Nacional de Santiago. El disco fue grabado en colaboración con el ex integrante del grupo Embrujo, Carlos Fernández.
Al poco tiempo, Gatti participó del taller guitar kraft, que el guitarrista de King Crimson, Robert Fripp, dio en Chile en 1998. El músico ha ido desarrollando, en paralelo a su estilo reposado como trovador, una forma de interpretación mucho más rockera y progresiva, que ocupará en el regreso de su banda de origen: los Blops. Juntos otra vez en 2001, relanzaron su discografía a través del sello BMG e hicieron una serie de presentaciones, en lo que fue una experiencia que terminó al poco tiempo. Eduardo Gattí, entonces, reeditó Cuéntale al sol agregando dos canciones y rebautizando ese disco como Númina.
En julio del año 2006 registró un concierto acústico en el Mesón Nerudiano de Bellavista, donde estrenó cuatro canciones nuevas y recorrió parte de su historia musical, con canciones propias, de Los Blops y Los Apparitions. Un CD y un DVD fueron el resultado de esa sesión, que tuvo alguna repercusión radial con la canción "Estrellas, caballos, centellas".
El año 2009 presentó el tema "Balada para Nelson Bahamonde" (en memoria del piloto muerto en un accidente aéreo en Palena), y desde entonces siguió creando nuevas canciones, que presentaba como sencillos. El 2015 las reunió en el disco Aquí en el barrio, donde agregó también el tema de los Blops, "Que lindas son las mañanas", sumando canciones a su extenso repertorio, que lo mantienen completamente activo, con una permanente agenda de conciertos en todo Chile, revelando el enorme oficio de este cantautor, sin duda uno de los más importantes en la historia musical chilena.