Pedro Messone

Pedro Messone
Foto: archivo revista Ritmo

La primera fama le llegó a Pedro Messone al alero de su participación en Los Cuatro Cuartos, un grupo vocal de muy cuidados arreglos y alto nivel compositivo, en el que se asoció desde temprana edad junto a gente como Luis Chino Urquidi y Willy Bascuñán. Pero su decisión de dejar el conjunto estuvo lejos de poner en riesgo ese prestigio, y más bien terminó por potenciar su aporte al círculo de renovación del folclor que durante los años sesenta se desarrollaba con vigor en la industria. Durante un tiempo, Messone mantuvo además una destacada carrera como actor de teatro y cine, si bien el recuerdo de su nombre se asocia hasta hoy a la interpretación de al menos media docena de clásicos de la música popular chilena; entre ellos "El corralero" (que grabó junto al cuarteto Los de Las Condes), "El solitario", "La tejedora", "El ovejero", "Niña, sube a la lancha" y "Pa' mar adentro".

Ficha

Fechas

Temuco - 06 de junio de 1934
Santiago - 01 de junio de 2023

Región de origen

La Araucanía

Décadas

1960 |1970 |1980 |1990 |2000 |2010 |

Géneros

Pedro Messone

La primera fama le llegó a Pedro Messone al alero de su participación en Los Cuatro Cuartos, un grupo vocal de muy cuidados arreglos y alto nivel compositivo, en el que se asoció desde temprana edad junto a gente como Luis Chino Urquidi y Willy Bascuñán. Pero su decisión de dejar el conjunto estuvo lejos de poner en riesgo ese prestigio, y más bien terminó por potenciar su aporte al círculo de renovación del folclor que durante los años sesenta se desarrollaba con vigor en la industria. Durante un tiempo, Messone mantuvo además una destacada carrera como actor de teatro y cine, si bien el recuerdo de su nombre se asocia hasta hoy a la interpretación de al menos media docena de clásicos de la música popular chilena; entre ellos "El corralero" (que grabó junto al cuarteto Los de Las Condes), "El solitario", "La tejedora", "El ovejero", "Niña, sube a la lancha" y "Pa' mar adentro".

Marisol García

Muchas de las anteriores canciones debutaron en el apartado folclórico del Festival Internacional de Viña del Mar, escenario que Messone ha pisado en numerosas ocasiones (como participante, invitado y jurado) y que es simbólico de su convicción en torno al folclor como un género que debe contar con difusión masiva.

Incansable gestor de iniciativas distinguidas por aportarle nuevos colores y arreglos a la música chilena —principalmente, la tonada—, Messone se enorgullece de su condición de intérprete, desde la cual ha apoyado un repertorio con la firma de algunos de los más importantes autores locales, incluyendo a Francisco Flores del Campo, Rolando Alarcón y Willy Bascuñán; además de grabaciones junto a nombres como el Dúo Rey-Silva y Vicente Bianchi.

«Soy el intérprete del sentir de otros —sintetiza—. Mi esfuerzo es no sólo por agregarle algo diferente a las composiciones, sino también transmitirlas a la manera de lo que yo creo ha sido la intención del autor». Este aporte tiene un reconocimiento popular hasta hoy, y fue oficialmente certificado con la entrega del Premio a la Música Nacional Presidente de la República 2018.

Un porteño de Temuco
Nacido en Temuco, Pedro Messone se trasladó de niño a Valparaíso, luego de que su padre, gerente de una sucursal de la multitienda Gath y Chávez, pidiera un traslado. Por eso el cantante se define hoy como «un porteño nacido en Temuco», y su trabajo extendido en Santiago nunca le quitó su nostalgia por Valparaíso, donde creció y estudió. Pero incluso así la familia mantuvo veraneos en el campo, un mundo que Messone disfrutó durante su infancia y cuyos códigos pasarían a integrar naturalmente su trabajo.

En la Quinta Región fue que Messone, alumno del Seminario San Rafael, forjó las amistades más importantes para su futuro desarrollo musical; sobre todo por su contacto desde muy joven con Luis Chino Urquidi. Compartió con él un intenso interés por el jazz estadounidense y diversa música europea de raíz folclórica, cuyo descubrimiento se iba encauzando en largas conversaciones, sesiones de audición y hasta de investigación. Su posterior trabajo conjunto en Los Cuatro Cuartos respondió a ese mismo afán de contextualizar la música chilena en un mundo amplio de referencias internacionales.

Pedro Messone se mudó a Santiago cuando ya era parte de Los Cuatro Cuartos, pero sin ninguna expectativa de llegar a vivir algún día de la música. Al igual que sus compañeros, mantuvo al principio al grupo como una afición seria pero no profesional, en la que se ocupaba en los ratos libres que le dejaban sucesivos trabajos de compra y venta. A medida que Los Cuatro Cuartos comenzaban a cosechar sus primeros éxitos en auditorios radiales, Messone se iba interesando también en el mundo del teatro.

«Silvia Piñeiro siempre se me acercaba y me decía: Yo te veo ahí en el escenario y sé que serías un gran comediante», recuerda. Primero como aficionado, Messone se fue acercando cada vez más a las tablas. Recibió así una invitación para integrarse en el papel de uno de los lustrabotas al montaje de La pérgola de las flores que Eugenio Guzmán desarrolló en la primera mitad de los años sesenta junto al Teatro Ensayo de la Universidad Católica. Su entusiasmo sobre las tablas no interrumpió su trabajo musical, hasta que las exigencias crecientes de ambas actividades lo obligaron a optar por una de ellas.

En 1964, la compañía de la que Messone formaba parte recibió una invitación del gobierno de México para ir a presentar La pérgola de las flores en los principales escenarios de ese país. «Era como si ahora a uno le llegara una invitación para participar de un musical en Broadway», compara él, quien le planteó a Chino Urquidi su intención de tomarse un tiempo lejos del país y de Los Cuatro Cuartos. Pero el permiso se convirtió más bien en una discusión entre ambos y, en definitiva, terminó con la salida de Messone del grupo. Pese a ello, el cantante nunca llegó a arrepentirse de priorizar su desarrollo solista, y pudo con el tiempo incluso reparar su relación con Urquidi.

Sobre su carrera actoral debe considerarse el trabajo que años más tarde hizo para cuatro películas: Volver, Tierra quemada (1968), El afuerino (1971) y la popular Ayúdeme usted, compadre, que en 1968 estrenó Germán Becker. Regresó también a diferentes versiones de La pérgola de las flores, siempre en el papel de Tomasito, uno de los protagonistas.

Los de Las Condes
Messone recibió ofertas para quedarse en México y desarrollar allá una carrera, pero eligió volver a Santiago y persistir en su trabajo con el folclor local (además, lo esperaba aquí su primer hijo). Se encontró de regreso con Sergio Sauvalle, quien recién se había ido de Los Huasos Quincheros, y guardaba una canción que a ese conjunto no le había interesado, pero que se imaginaba muy bien en la voz de Messone. La canción se llamaba "El corralero".

Messone la escuchó, distinguió de inmediato su valor, y propuso armar un conjunto con otros vocalistas, para lo cual convocó al destacado Rolando Alarcón (ex Cuncumén), José Luis Pepe Hernández y Renato Lederman. Nacieron así Los de Las Condes, cuyo primer escenario importante fue el Festival de Viña de 1965. Su interpretación para "El corralero" no pudo sobrepasar a "Mano nortina", que Los Cuatro Cuartos habían llevado y que se quedó con el primer lugar. Pese a ello, recibieron un muy peculiar premio de consuelo. La misma noche de la premiación, Chino Urquidi se acercó a Messone y le dijo lo siguiente: «No ganaron, pero será su canción la que trascienda». Qué duda cabe ahora sobre la popularidad de "El corralero".

Los de Las Condes fue un grupo de vida breve (menos de un año) que legó seis singles de 45 pulgadas para el sello RCA, aunque ningún LP.

Hubo otro conjunto que ocupó a Messone antes de que se decidiera por una carrera solista. Durante parte de 1966 trabajó junto a Los Paulos, un cuarteto en el que también estaban Luis Valdés, Erwin Oehrens y Edgardo Bruna (este último, famoso luego como actor de teleseries). Como era costumbre, Messone llevó al conjunto al Festival de Viña, en cuya versión de ese año presentaron el tema "La burrerita de Quillagua" (de Sofanor Tobar), que se quedó con el primer lugar de la competencia folclórica. La vida del conjunto fue aún más breve que la de Los de Las Condes, pues no hubo mayor actividad luego de su paso por la Quinta Vergara y un festival en Uruguay. Dejaron, eso sí, un LP para RCA,  Aclamados, que en 1998 reeditó ARCI como Pedro Messone con Los Paulos.

"El solitario"
El lanzamiento de Pedro Messone como solista era un paso casi inevitable, no tanto por estrategia del cantante sino por la secuencia que hasta entonces llevaba su carrera. Su popularidad era, a esas alturas, casi la de una estrella pop, sustentada en parte en su imagen y en la insistencia de la prensa de espectáculos de la época por vincularlo a los modos de un galán. Sus compañeras sentimentales llegaban a las páginas de la revista Ritmo, cuyas lectoras obligaron a la publicación a compartir el "Gato de oro" de 1966 (un premio que medía la popularidad de las figuras locales) entre Messone y el famoso Pollo Fuentes.

Desde el improbable terreno de la canción chilena, Messone se iba convirtiendo de a poco en una estrella. Los elogios venían por igual de grupos de fanáticos que de prestigiosos folcloristas, como lo demuestran estas palabras de René Largo Farías: «Él logró imponer su nombre cantando temas cultos, sin concesión alguna a la chabacanería. Logró triunfar con temas sencillos, pero con limpio contenido. Logró interesar a la gente joven contándole, por ejemplo, cómo trabaja el ovejero magallánico Y pienso que ni el propio Messone sabe la importancia enorme que eso tiene».

El sello RCA ya le había advertido a Messone que su siguiente publicación debía ser la de un solista. Pero faltaba dar con una canción que sostuviera esa nueva faceta. Como tantas veces antes en su trayectoria, el cantante supo hacer jugar a su favor a las circunstancias. En una conversación informal con su amiga Paz Undurraga, ésta le comentó de un tema de Willy Bascuñán que Los Cuatro Cuartos habían descartado, y que podía acomodarle para su siguiente álbum. Se llamaba "El solitario".

El relato de un arriero abandonado a la suerte de su trayecto escarpado era un tema no sólo nostálgico y profundo, sino que se ajustaba como a pedido para el momento profesional de Messone. A propósito de la letra, Rolando Alarcón aprovechó de escribir en un texto que se incluyó en la contracarátula del álbum (homónimo): «[Pedro Messone] es un muchacho inquieto, que quisiera estar cantando siempre, con su cabeza llena de ideas que quisiera poder realizar. Pero es un solitario. Un pequeño lobo solitario».

Grabado junto a los muy jóvenes Pampanitos (Tito Pineda y Carlos Barrios —este último, conocido luego como Villadiego—) y con arreglos del propio Chino Urquidi, El solitario fue el primer disco de Pedro Messone como solista. Se publicó a fines de 1966, y además del ya citado tema de Bascuñán, incluyó otros dos títulos que alcanzarían gran éxito : "Pa’ mar adentro" y "El ovejero". A la luz de la distancia política que más tarde marcaría la relación de Messone con sus compañeros de generación, no deja de ser llamativa la inclusión en ese disco de "El cigarrito", un tema que hasta entonces nadie había grabado y que Messone le pidió a Víctor Jara luego de esuchárselo en un concierto. Poco después el propio Jara la incluyó en su álbum debut, extendiendo la versión que se ha convertido en clásico.

Meses más tarde de esa publicación, una nueva sociedad con Rolando Alarcón llevó al Festival de Viña de 1967 la pericona "Niña, sube a la lancha", tercer lugar en la competencia folclórica de ese año. Corría el mes de febrero y Messone recibió en camarines la sorpresiva noticia del suicidio de Violeta Parra, con quien el cantante había llegado a forjar una amistad profunda (y que no pocos confundieron con un improbable romance sobre el que hasta hoy se urden leyendas, sin mayor fundamento).

Un paso al lado de la Nueva Canción
En el contexto previo al ascenso de la Unidad Popular, la decisión de Pedro Messone de, en sus palabras, «no abanderizarme con ningún extremo» marcó de un modo importante su carrera. Pese a su amistad con cantautores como Rolando Alarcón o Patricio Manns, el cantante dio un paso al lado del impulso colectivista que hacia fines de los años sesenta comenzó a propulsar la canción consciente asociada al movimiento de Nueva Canción Chilena. Si el propio Messone creyó que su opción carecía de relevancia, los encendidos ánimos de esos años se encargarían de recordárselo. Cuando subió al escenario del Segundo Festival de la Nueva Canción Chilena (Estadio Chile, 1970) para un homenaje a Nicanor Molinare (en el que también participaban el Coro Santa Marta y Vicente Bianchi) debió enfrentar una lluvia de pifias.

«Yo me sentía solo —diría más tarde—. No estaba ni con la extrema derecha, que era la posición de Los [Huasos] Quincheros, ni con la izquierda. Además, no me interesaba ser de la Democracia Cristiana. Sabía que no quería cantar ninguna canción-panfleto, aunque en mi repertorio puede haber un mensaje social, en la medida que canto de personajes populares. Digamos que yo canto del ovejero y de su vida, pero no de los problemas que tiene con su patrón».

El golpe militar terminaría de asociar a Messone con el ideario conservador y oficialista. A partir de 1973 el cantante no ocultó su apoyo a los militares en el poder, participando de varios actos públicos de homenaje a Augusto Pinochet y de la campaña por el 'Sí' para el plebiscito de 1988. En 1992 tuvo un único y frustrado intento por la política partidista cuando se presentó como candidato a la alcaldía de Buin por la lista de la Unión Demócrata Independiente (UDI).

Pedro Messone se mantiene activo con permanentes presentaciones en vivo y la publicación de discos con material nuevo o reeditado de antiguas grabaciones. Periódicamente vuelve a vérsele en la Quinta Vergara como parte del jurado. Su último triunfo en ese escenario fue el que obtuvo en 1982 con el tema "La tejedora", de Sandra Ramírez. Cinco años más tarde volvió a presentarse con un tema coescrito junto a Juan Castillo ("Mi niña y yo"), y en el 2000 defendió "La tejedora" en la competencia por la mejor canción en la historia del Festival (donde se evidenció el récord de que de los diez temas convocados al apartado folclórico, cinco habían sido interpretados originalmente por Messone).

La marca es simbólica del aporte de Pedro Messone a la canción popular chilena, el cauce del cual nunca se ha alejado pero al que también ha querido presentar en formatos que impedirían calificarlo como un intérprete purista. El carácter de su canto, lo profundo de su afecto por el mundo rural y el modo en el que ha vinculado lo popular con el tronco de nuestra historia han sido los de un artista excepcional, cuyo legado se sostiene con un vigor innegable en un medio musical en el que los brillos suelen ser fugaces.

Actualizado el 01 de junio de 2023