Mantiza

Mantiza
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Durante sus trece años de existencia, Mantiza fue el vehículo creativo para Cristián Ponce, compositor y guitarrista puntarenense que legó a su ciudad lo que se considera es el primer catálogo rock concebido, grabado y editado en la región de Magallanes. Su música melancólica y sombría correspondió, según su líder, al reflejo de un cotidiano juvenil transcurrido durante «cortos días de invierno y sus esplendoroso y fríos amaneceres de verano; siempre a la luz de una vida que, aunque fría y distante, se vivió al calor del fuego de la creación».

Ficha

Años

Punta Arenas, 1992 -

Región de origen

Magallanes y de la Antártica Chilena

Décadas

1990 |2000 |

Géneros

Integrantes

Cristián Ponce, voz y guitarra (1992 - 2005)
Cristián Díaz, batería (1992 - 1995)
Rafael Cheuquelaf; bajo, teclado y guitarra (1992 - 1993 / 1995 - 1999)
Christian Formoso, bajo (1993 - 1995)
Marco Álvarez, guitarra (1993 - 1995)
Ricardo Palma, bajo (2000 - 2002)
Lorena Paredes, teclado (2000 - 2002)
Jessica Bahamondes, batería (2000 - 2002)
Marcelo Vargas, guitarra (2000 - 2002).

Mantiza

Durante sus trece años de existencia, Mantiza fue el vehículo creativo para Cristián Ponce, compositor y guitarrista puntarenense que legó a su ciudad lo que se considera es el primer catálogo rock concebido, grabado y editado en la región de Magallanes. Su música melancólica y sombría correspondió, según su líder, al reflejo de un cotidiano juvenil transcurrido durante «cortos días de invierno y sus esplendoroso y fríos amaneceres de verano; siempre a la luz de una vida que, aunque fría y distante, se vivió al calor del fuego de la creación».

Marisol García

Inicios sin covers
Luego de algunos años en el norte del país, Cristián Ponce regresó en 1992 a su natal Punta Arenas decidido a formar una banda que lograra llevar a mejor puerto el proyecto musical que antes había dejado inédito el dúo El Valcler. La capital regional más austral de Chile contenía, entonces, una naciente escena musical basada en la interpretación de covers, y la influencia de lo más melancólico de Inglaterra se acomodaba allí con especial comodidad. Fueron esos los ejes de trabajo de Mantiza, aunque siempre con la guía de que la banda estaba destinada a trabajar un repertorio propio.

Su renuncia a los covers causó cierto estupor en los pubs en los que el trío (también con Cristián Díaz y Rafael Cheuquelaf) ofreció sus primeras tocatas. Pero, según Ponce, «la sorpresa no tardaría en transformarse en velada admiración y pauta para lo que vendría en Punta Arenas». El músico nombra como especial influencia local al álbum Tristeza en vuelo, de Ricardo Contreras, un registro en clave new-age grabado sólo con sintetizadores, y que «marcó un antes y después en la música magallánica», según Ponce, por su condición independiente y su considerable rotación radial.

Mantiza (entonces Mantissa) considera su debut el concierto ofrecido en enero de 1993 en el marco de una exposición de gráfica y poesía. El grupo siguió tocando, si bien la partida de Cheuquelaf a Valdivia frenó durante un rato su impulso (el músico reaparecería más tarde en el dúo electrónico Lluvia Ácida). Con la llegada de nuevos integrantes, el grupo fue fortaleciendo un sonido de inescapable melancolía, a medias entre el new-wave británico y el grunge; y un trabajo en letras oscuro y sugerente. En 1995, la banda concretaba el anhelado sueño de Ponce con la edición de un álbum de material original, El refugio.

El disco fue recibido en Punta Arenas como la gran noticia que, objetivamente, constituía: el primer disco de rock grabado y editado en Magallanes. La banda sabía que su trabajo era el inicio de una carrera larga, pese a que cambios en su formación hicieron que Final del juego (1996), su siguiente disco, fuese el resultado de un trabajo de trío. El álbum acusaba la influencia literaria del argentino Julio Cortázar y directrices melódicas que sus autores calificaron «más cercanas al corazón». En el estudio se incorporaron violines y más secuencias electrónicas.

Sin embargo, las dificultades propias del trabajo creativo en tan aislada región, dejaron en pausa el proyecto durante tres años. Mantiza se reformuló más tarde con Ponce como único integrante original, y cuatro nuevos miembros. Las canciones favoritas de Eliana Prat (2001) fue editado poco antes de El fin del horizonte (2001), banda sonora para un mediometraje homónimo dirigido por Harry Molina.

Luego de un disco recopilatorio (La banda elástica, 2002), Aderías (2005) marcó el fin de Mantiza. Ponce lo definió como la «obra de madurez» de la banda que lo ocupó durante más de una década. Un año más tarde, un nuevo álbum marcaría el debut de su alter-ego solista: Domnea. En 2013, el documental Ciudad Mantiza dejó registro de la historia del conjunto.

Actualizado el 18 de febrero de 2021