Electrodomésticos

Electrodomésticos
Foto: Esteban Cabezas

Electrodomésticos agitó la escena artística chilena de los años ochenta no sólo desde un punto de vista musical, sino también en lo visual y técnico. Sus inclasificables grabaciones mezclaron como nadie antes en el país instrumentos en vivo, new-wave británico y rock progresivo, ruidos callejeros, la voz grave de Carlos Cabezas y ciertos experimentos técnicos que constituyeron el primer uso sistemático de, por ejemplo, samplers como recurso de trabajo rockero. Todo ello lo convirtió en un referente ineludible de la creación de resistencia durante la dictadura, y en un nombre de gran influencia para las corrientes independientes por venir en el país. Su historia, dividida en dos etapas, aún se escribe, con un trabajo de grabaciones y presentaciones en vivo que esquivan el imperativo puramente nostálgico.

Ficha

Años

Santiago, 1984 -

Región de origen

Metropolitana de Santiago

Décadas

1980 |1990 |2000 |2010 |2020 |

Géneros

Integrantes

Carlos Cabezas; voz, guitarra y programaciones (1984 - 1992 / 2002 - •).
Silvio Paredes, bajo y cintas (1984 - 1992 / 2002 - 2016)
Ernesto Medina, guitarra y cintas (1984 - 1991)
Michel Durot, trompeta (1987 - 1992)
Sebastían Tan Levine, batería (1990 - 1992)
Gabriel Vigliensoni, teclados y secuencias (2002 - 2005)
Guillermo Cuti Aste, teclados y secuencias (2002 - 2005)
Edita Rojas, batería (2002 - •).
Sebastián Muñoz, bajo (2016 - •).

Electrodomésticos

Electrodomésticos agitó la escena artística chilena de los años ochenta no sólo desde un punto de vista musical, sino también en lo visual y técnico. Sus inclasificables grabaciones mezclaron como nadie antes en el país instrumentos en vivo, new-wave británico y rock progresivo, ruidos callejeros, la voz grave de Carlos Cabezas y ciertos experimentos técnicos que constituyeron el primer uso sistemático de, por ejemplo, samplers como recurso de trabajo rockero. Todo ello lo convirtió en un referente ineludible de la creación de resistencia durante la dictadura, y en un nombre de gran influencia para las corrientes independientes por venir en el país. Su historia, dividida en dos etapas, aún se escribe, con un trabajo de grabaciones y presentaciones en vivo que esquivan el imperativo puramente nostálgico.

Marisol García

El grupo funcionó en una primera etapa durante poco más de seis años, en los cuales llegó a editar sólo dos discos y pudo realizar contadas presentaciones en vivo hasta su disolución, en 1990. Pero el año 2004 trajo el regreso de Electrodomésticos, con nuevo material, integrantes añadidos y la disposición a proyectar su trabajo a largo plazo. Así ha sido desde entonces, más allá de algunos cambios de formación, períodos de pausa y la temporal distracción de Carlos Cabezas y Silvio Paredes en proyectos musicales paralelos.

Experimentos con cintas
A principios de los años ochenta y bajo el nombre de Rajacerebros, dos estudiantes de Arte comenzaron a aplicar su interés por la música y la creación experimental en grabaciones como las de jugueras encendidas. El bajista Silvio Paredes (quien ya había pasado por el grupo Primeros Auxilios) y el guitarrista Ernesto Medina conocieron en 1984 a Carlos Cabezas, un controlador de tráfico aéreo de intereses musicales en común, y que venía realizando algo de composición junto a un proyecto llamado Trígono. Sin ansias por popularidad y de acuerdo a una lectura del trabajo musical de fuerte anclaje en el arte conceptual (Medina y Paredes seguían estudios universitarios al respecto), el grupo comenzó a improvisar sobre la base de teclados como el Casiotone, cintas, samplers y máquinas diversas.

Bajo el elocuente nombre de Electrodomésticos, y tras musicalizar con cintas una exposición de arte en galería Bucci, el grupo ofreció sus primeros conciertos en espacios capitalinos como la Sala Espaciocal y el Teatro Moneda. Sus comentados espectáculos eran una propuesta de novedosa disidencia al marco artístico permitido por la dictadura: crítico y provocador, pero, a la vez, por completo ajeno al círculos de peñas trovadorescas o gimnasios rockeros. El trío se asumía como una propuesta marginal, sin posibilidades comerciales ni proyección promocional. Por eso, y según se cuenta en el libro La era ochentera, «Cabezas pensó que se estaban burlando de él cuando le dijeron que la [discográfica] EMI estaba interesada en la banda».

Sin embargo, el interés era en serio y el grupo pudo grabar y publicar con esa etiqueta su primer cassette. Viva Chile (1986) fue un hito para la música chilena de esa década, por lo desafiante de una propuesta francamente imposible de canalizar en espacios de radio y televisión. Más que canciones, el trabajo articulaba una serie de ruidos electrónicos sin guía melódica, y sobre la cual no había canto sino voces de grabaciones recolectadas por Ernesto Medina en televisión y radios AM (con personajes como La Brujita Caramelo, Yolanda Sultana o el predicador estadounidense Jimmy Swaggart).

Según Carlos Cabezas, «teníamos la conciencia de que en lo que uno escucha inconscientemente en la micro, en la calle, hay muchas claves de lo que somos, de cómo somos, de cómo hacemos las cosas, de lo que esperamos. Las cosas que estaban mimetizadas en el paisaje sonoro las tomábamos, las cambiamos de contexto, y ofrecíamos otra lectura». Buena síntesis de esa opción es el tema "Yo la quería", una composición parcialmente inspirada en el filme El chacal de Nahueltoro, en la que el vocalista adoptaba el testimonio de un asesino pasional. El tema dio pie para uno de los primeros y mejores videoclips hechos en Chile, filmado por el cineasta Pepe Maldonado.

Tan innovador trabajo le acercó al grupo muchos y muy sofisticados admiradores, ansiosos por asistir a cada una de sus presentaciones en vivo. Sus conciertos se concebían como conceptos globales de sonido, escenografía y luces, a los cuales se les titulaba con nombres como «Electrodomésticos en general», «Los misterios de la fe» o «Aires de Albuquerque». Recuerdan: «Nosotros mismos martillábamos los clavos del montaje. Éramos muy obsesivos». La promoción de Viva Chile llevó al grupo hasta Buenos Aires, donde se presentaron en el Teatro Santa María junto a Los Twist y La Torre, e, inexplicablemente, en un programa televisivo de variedades que no hizo más que confirmar su habilidad para encontrar brillo en la cultura de la basura. Al año siguiente, el grupo repetiría la experiencia, gracias al interés trasandino por una propuesta valorada en su cabal novedad.

Algo cercano a un hit
Su segunda publicación, Carreras de éxitos (1987), hizo debutar a Cabezas como cantante. No era la de un baladista convencional, por supuesto, pero su voz grave y hermética consiguió meter en radios "El frío misterio", lo más cercano a una canción hecho hasta entonces por el grupo y, en definitiva, el hit de su trayectoria. Pese a ello, la edición no dejaba de ser un artefacto musical insólito, poblado con descripciones incomprensibles, pulsos entrecortados, y densas atmósferas de capas superpuestas. La presentación oficial del álbum se realizó en el ex Teatro Providencia, en el primer concierto local amplificado en estéreo, y cuando el trompetista Michel Durot ya era parte estable del grupo. Poco después, el grupo tendría uno de sus conciertos más memorables en el Garage de Matucana bajo el título "Alegarikouz", en medio de un apagón general en Santiago salvado por un excepcional generador eléctrico que convirtió al lugar en un oasis nocturno de sonido y de luz.

Cuando ya se anunciaba un tercer disco y Sebastián Levine se había incorporado como baterista, Ernesto Medina anunció su retiro. Pese a tener algunos demos ya grabados para ese nuevo álbum, el grupo se dio por terminado. Electrodomésticos ofreció su último concierto con esa formación original el 18 de enero de 1992 ante un anfiteatro del Museo de Bellas Artes repleto.

Silvio Paredes se alejó por dos años de la música, vivió un tiempo en Inglaterra y esbozó un nuevo proyecto con Michel Durot llamado Pingüinos. En 1994 se reunió con Medina para dar vida a Los Mismos, la más activa agrupación electrónica de Chile. Tras colaborar a principios de la década con el segundo disco solista de Jorge González, Carlos Cabezas se convirtió en un solicitado productor y presentó, en 1997, su primer álbum solista.

La reunión
Nada hacía imaginar que vendría alguna vez una rearticularción de Electrodomésticos, pero en 2001 Cabezas y Paredes volvieron a trabajar juntos, en una colaboración entre el cantante y quienes entonces formaban Los Mismos (además de Paredes, Gabriel Vigliensoni y Cuti Aste). Comenzaron así a presentarse en vivo, pero bajo nombres absurdos, como Cabezas Sound Weapon. «Nadie nos pescaba nuestro seudónimo», recordarían luego. Obvio: para todo Chile ellos eran los Electrodomésticos.

Una presentación con la Orquesta Sinfónica de Chile (Teatro Novedades, agosto del 2002) los decidió a superar los pudores. «Toda esta teoría acerca del regreso del dinosaurio, nos incomodaba. Lo más importante fue que empezó a aparecer material nuevo. Y con material nuevo, ya: nos llamamos Electrodomésticos. Si no, no». A la formación se había unido para entonces la baterista Edita Rojas (Mamma Soul, Yndigo).

Tras un set de aplaudidas presentaciones, el grupo se encerró en estudio y emergió a principios del 2004 con La nueva canción chilena. Los años y los nuevos integrantes obligaron a una reformulación casi completa del sonido con el que se les recordaba. Más cerca de la canción, los diez títulos se acomodan bajo una masa eléctrica que iba adaptándose a géneros inesperados (del rock más furioso al cuasi bolero “Has sabido sufrir”) y a una transmisión sentimental siempre intensa, reforzada por los versos de a veces torcido romanticismo compuestos por Cabezas (un hombre que a esas alturas había adquirido categoría de ídolo alternativo, con fans dispuestas a literalmente besar sus pies durante los conciertos). El disco incluyó también regrabaciones para dos canciones (“Maldita” y “Un pez”) que el vocalista había incluido antes en su banda sonora para El chacotero sentimental.

Electrodomésticos adoptó de entonces en adelante los ritmos de una banda independiente, en la cual todos los integrantes deben repartirse entre varios proyectos profesionales y acomodar un agenda estable de presentaciones en vivo. Dentro de eso hay hitos interesantes, como su presentación en Buenos Aires, en el marco del extenso Festival Quilmes Rock (octubre 2004). Pero la exigencia terminó siendo excesiva para Gabriel Vigliensoni y Silvio Paredes, quienes en diferentes momentos del 2005 anunciaron su retiro del grupo para dedicarse a Los Mismos y otros encargos. Electrodomésticos parecía volver a quedar en una pausa indefinida, pero no tardarían en surgir interesados en romperla, fuese con invitaciones a presentaciones puntuales, o con el estreno de Electrodomésticos. El frío misterio, documental sobre su historia dirigido por Sergio Castro (Mejor Documental Nacional en el festival IN-EDIT 2010).

El interés por esa película y el entusiasmo en sus (pocas) presentaciones en vivo convencieron a Cabezas y Paredes de que no había para qué seguir pensando en términos de separación/reunión, sino mantener a Electrodomésticos como una banda activa con puntuales períodos de creación y promoción de nuevo material. Así volvieron a ocuparse en 2013, con la grabación del ambicioso Se caiga el cielo, disco profundo y de minuciosa preparación (repartida entre Santiago y Nueva York) y presentado en vivo por primera vez en el Teatro Municipal de Santiago (julio 2013). De oscuras galerías under, en los años ochenta, a los palcos del más elegante escenario capitalino, en el siglo XXI: la historia de Electrodomésticos es, de algún modo, también la de la consagración de una propuesta de sólida profundización de un estilo ya único en nuestra música.

Desde 2016, el grupo trabaja sin Silvio Paredes, en un alejamiento temporal del músico por proyectos personales fuera del país.

Actualizado el 02 de marzo de 2024