Quasars desarrollaba una música a partir de la combinación del sintetizador monofónico y el órgano de dos teclados y pedalera de bajos, que ambos hermanos (hijos del reconocido pianista popular de los años '50 Moisés Recabarren) también alternaban en el escenario. El grupo llegó a presentarse en la Sala Camilo Henríquez, el Teatro Universidad Católica y el Parque Forestal, en tiempos bajo salvaje vigilancia militar. Pero la dupla también fue apoyada por Raúl Lira, sonidista que utilizaba grabadoras de cintas y otros equipos, incorporando el elemento acusmático a esa propuesta.

Quasars, que es el nombre astronómico que se le da a las estrellas más lejanas y más brillantes en el universo, marcó además el inicio de un manifiesto musical particular para Claudio Recabarren, quien definiría su historia como compositor y pianista en torno a la influencia que ejercieron en él la poética de las estrellas y el acercamiento a la astronomía.

Un disco grabado para EMI Odeon no alcanzó a ver la luz en 1978. Iba a incluir las composiciones más importantes de Quasars: "Suite para un ciclo", "Crepúsculo" y “Triandra". Poco después el grupo se disolvió, cuando Claudio Recabarren emprendió un viaje de formación musical a Estados Unidos.