Relatos de la reconstrucción: cuatro días de Chillán a Valdivia
Uno de los guitarristas del grupo valdiviano Tripolar fue a encontrar el terremoto en plena Araucanía.
martes 9 de marzo de 2010
La onda expansiva noticiosa del terremoto del pasado 27 de febrero no llegó más allá de la azotada región de la Araucanía, junto con la del Maule la más dañada por los 8,8 grados en la escala de Richter que alcanzó el movimiento en el epicentro. Y en el grupo de rock instrumental valdiviano Tripolar tienen claro ese contraste. El trío, integrado por Javier Guerrero (guitarra), Nicolás Flores (batería) y Miguel Araya (guitarra), en ese orden en la foto, pasó el verano presentando su flamante disco debut Tripolar (2009) en vivo en distintos puntos de su natal región de Los Ríos, pero sus integrantes se encontraron con el terremoto en distintos lugares.
–Yo estaba tocando con unos amigos para una fiesta en el Klandstinov, un bar valdiviano –recuerda el baterista Nicolás Flores: para él la experiencia fue menos fuerte–. Y a eso de las tres y media comenzó como un temblor muy fuerte, salimos todos del bar, fue un gran susto pero nadie salió lastimado. Cuando llegué a la casa la única forma de enterarme de lo que pasó fue a través de una radio a pilas. Acá, como en gran parte de Chile, se cortaron la luz y el teléfono. Me preocupé bastante por mi familia en Concepción, estuvimos varios días incomunicados pero al final nos enteramos de que estaban todos bien.
Más intenso fue el trance de Javier Guerrero, uno de los dos guitarristas del trío.
–Nosotros estamos bien, pero algunos conocidos nuestros de Maule, Conce y Chillán fueron afectados –dice–. A mí me tocó vivirlo en un bus camino a Santiago. El bus se empezó a sacudir por harto rato, y luego llegamos a un puente que tenía una tremenda grieta y nadie sabía si iba a aguantar el peso o no. Luego de un rato pasamos sin novedad pero con harto susto. De ahí llegamos a Chillán, donde estaban la mitad de las casas y muros del centro caídos, los servicios cortados, la cruz de la catedral botada en la calle y una avenida inundada con trigo de unos silos que se habían derrumbado y la gente llevando en sacos y camionetas el trigo, hasta que llegaron los pacos.
Guerrero vivió el momento previo y el posterior a la llegada de las fuerzas militares a la región, el lunes siguiente al desastre. "Nos dijeron que nos iban a llevar a un estadio donde había agua y que estaban llevando todos los buses ahí. Después escuché en la radio que era probable que llegaran los militares, y nosotros íbamos a estar en un estadio. Te imaginarás las películas que me pasé, Víctor Jara y demás… cosas que uno piensa en medio de la crisis. Así que menos mal nos conseguimos alojamiento donde un amigo y no fuimos a ese estadio. Estuve cuatro días aislado ahí hasta que me fueron a buscar en auto desde Valdivia. Fue duro, la gente andaba muy nerviosa y estaba bien afectada. Queda una sensación de desolación y de vulnerabilidad ante la naturaleza, pero después de un punto es necesario volver al día a día y dejar de ver tanta destrucción".
Foto: Carolina Somoza (2009).