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¿Fiesta Bicentenaria?

La canción social ya vio hace años los dramas que hoy hacen sombra a la fiesta oficial.

viernes 17 de julio de 2015

"Ahora que celebramos / el dieciocho más galante / la bandera es un calmante", escribió Violeta Parra a fines de los años '50, premonitoria como en todas sus canciones contingentes, porque medio siglo después esos versos caen parados en un Bicentenario que está sumando méritos serios para quedar en los libros como un año convulso entre terremoto, drama minero y crisis mapuche. Y ahora que la música popular se dispone a ser parte activa en las festividades, también es claro que ha sido una advertencia de esas convulsiones.

"Yo canto la diferencia" se llaman esos versos críticos del festejo oficial, y no cuesta citarlos ahora que el efecto del Mundial pasó en cambio el del terremoto no, o que una tragedia literalmente lejos (a 700 metros, como todo Chile sabe) de ser solucionada recibe un tratamiento de carnaval futbolero, y con la misma facilidad son transformados en héroes unos mineros que en realidad son víctimas, y la autoridad invoca a Dios cuando más que un milagro hay un pecado ahí bajo tierra, e invoca el orgullo de ser chileno cuando lo primero que da es vergüenza chilena por lo subdesarrollado del episodio en pleno 2010, o por último porque éste es el tipo de noticia que da la vuelta al mundo y que no sirve precisamente para mantenerse en el club de países desarrollados de la OCDE, donde Chile se esforzó tanto en hacer las tareas para ser aceptado.

Si esto suena aguafiestas es porque probablemente lo es. Pero no lo dice uno, sino Violeta Parra y toda una gama de autores de canciones igualmente premonitorias. Si es por empezar desde el norte estos puntos de vista están consignados en la Cantata popular Santa María de Iquique (1970), de Luis Advis, en la "Canción del minero", de Víctor Jara, en "A la mina no voy", de Quilapayún, en "Arriba quemando el sol", de la misma Violeta Parra, o en las "Preguntitas sobre Dios" de Atahualpa Yupanqui grabadas por Ángel Parra con versos como "Mi padre murió en la mina / Al fondo del socavón". Y por el sur basta con tener en cuenta "Arauco tiene una pena", también de Violeta Parra, porque si "Estamos bien en el refugio los 33" ha sido la frase mediática del año, otros 34 comuneros mapuches no están nada bien después de 67 días en huelga de hambre al cierre de esta edición, en protesta contra la aplicación de la ley antiterrorista en sus procesamientos.

La canción social de nuestros días en Chile no parece estar a la altura de esa misma tradición en los años '60 a '80. Y se echan de menos nuevos himnos de reivindicación minera o mapuche antes de que Quilapayún, Inti-Illimani Histórico y Los Tres tuvieran que recurrir a grabar una vieja canción de los años '60 como la propia "A la mina no voy". Pero al mismo tiempo pasaron demasiados días antes de que la noticia de los comuneros mapuches en huelga se hiciera visible y fueron músicos los que empezaron a reparar en este tema bastante antes que los medios de comunicación oficiales y que los poderes del Estado. Y por último los referentes de la vieja escuela siempre van a estar ahí si hay que buscarlos. "Les voy a hablar en seguida / de un caso muy alarmante: / atención al auditorio / que va a tragarse el purgante, / ahora que celebramos / el dieciocho más galante / la bandera es un calmante", es la estrofa completa de Violeta Parra en "Yo canto la diferencia", y la diferencia sigue siendo la misma en 1960 que en 2010.