Llevadas a ese sonido próximo y hasta táctil del piano, Roberto Bravo transforma en una música aún más intimista una serie de partituras originalmente escritas para orquesta por Ennio Morricone, el célebre compositor italiano fallecido seis meses antes de esta publicación. El álbum incluye un repertorio más amplio que aquel que el pianista incorporaba habitualmente en sus conciertos, con melodías ya mundialmente instaladas en el imaginario del siglo XX a través de películas como Érase una vez en América (1984), La misión (1986), Cinema Paradiso (1988). En ciertos pasajes presenta a la cantante Andrea Cárdenas, otra figura promovida por Bravo.