Una reputación bien ganada y una carrera hecha a medida subrayan el nuevo estatus de la cantante chilena Claudia Acuña, quien ingresó a las lides mayores del jazz estadounidense en la cosmopolita Nueva York después de recorrer los caminos de la independencia y autogestión, y arribar al sello Verve. La raíz de Violeta Parra estuvo en su prehistoria en la música, en Chile, y seguirá estando en cada uno de sus discos, siempre con el delicado y poderoso tratamiento musical latinoamericanista, en este caso, con la segunda de sus canciones universales, "Volver a los 17". Con arreglos para cuerdas y vientos, y secundada nuevamente por el pianista Jason Lindner, la chilena se codea ahora con músicos de mayor estatura en el panorama global, como Billy Childs (piano), quien produce y toca en algunos pasajes del disco, y también con solistas de la talla de Dave Holland (contrabajo) y Jeff Tain Watts (batería), solicitados especialmente por Verve para Rhythm of life. Al igual que en Wind from the south, editado dos años antes, Claudia Acuña acomete en la relectura de clásicos del cancionero norteamericano aunque con su propio enfoque de las músicas actuales: "My romance", "I fall in love too easily" y "Nature boy", pero además intensifica la inclusión de canciones sudamericanas, como "Ay mariposa", "Maria Maria" y "Nowhere to go", escrita por ella. Será para Claudia Acuña el momento de mayor repercusión en el jazz, con presencia en tres continentes, habituales actuaciones en el Lincoln Center de Nueva York o el Festival de Newport, antes de pasar a otros sellos discográficos en un tránsito de retorno a la autogestión. —Iñigo Díaz