Para celebrar el centenario de Violeta Parra, su nieto, el guitarrista Ángel Parra, aborda aquí su obra autoral desde los bordes del rock y la música experimental. Las últimas composiciones de Violeta Parra recoge el repertorio íntegro y en exacto orden de las canciones que Violeta Parra grabó para el LP de 1966 Las últimas composiciones, una carta despedida, muy poco antes de su suicidio. Con guitarra y bombo, Ángel y su hermana Javiera Parra cantan en unísonos y en octavas, tal como lo hicieron entonces Alberto Zapicán y Violeta Parra, una serie de canciones estremecedoras: “Pupila de águila”, “Una copla me ha cantado” y “Maldigo del alto cielo”. Pero el proyecto iba a abrir mucho más la perspectiva, convocando a otras voces para la reinterpretación del cancionero. Manuel García aborda la poética danza de salón "Cantores que reflexionan"; Álvaro López toma la profunda “Run Run se fue pa’l norte”, Álex Andwandter la lúdica “Mazúrquica modérnica” y nuevamente Javiera Parra hace suyo ese himno del adiós que es “Gracias a la vida”. Capas de sonido eléctrico, observaciones abstractas y pasajes figurativos captan las intensidades que tenía aquel repertorio. Y por si una despedida en canciones de Violeta Parra fuera poco, queda registrado aquí otro adiós: la última vez que Ángel Parra, hijo de Violeta Parra, estuvo en un disco. Canta y toca para despedirse, primero en una sentida “Cueca de los poetas”, y luego con el guitarrón chileno en las manos en “De cuerpo entero”. —Antonio Voland