El cuarto disco de Francisca Valenzuela se instaló como una pieza de madurez y sofisticación en una ruta autoral que comenzó en 2007 con Muérdete la lengua, cuando ell apareció en la escena con 19 años. En La fortaleza se muestra un aire de renovación, la tangibilización de un cambio interior volcado en composiciones que hablan de amor, pero también de sexualidad, con una osadía que tiene sangre y sudor. “Tómame” es una muestra de ello. Tiene la soltura de los nuevos tiempos y posiciona a la mujer como un ser con deseos y derechos de expresión, en un espacio que le ha sido vetado durante siglos. El discurso feminista apoya el movimiento como lo ha hecho el colectivo Ruidosa —encabezado por la propia Francisca Valenzuela—, mientras que sin efectos cosméticos ella muestra sus debilidades e inseguridades femeninas cuando canta "Normal mujer". Atingente y urgente, la obra se introduce en universos dolorosos, con letras sociales que construyen conciencia: “Al final del mundo”, que incluye el piano del jaiva Claudio Parra, describe a un Chile geográfico, pero también a un país que se puso de pie tras el quiebre entre gobernantes y gobernados. El eco de La fortaleza llegó lejos y le valió a Francisca Valenzuela tres premios Pulsar en 2021 (Álbum del Año, Canción del Año y Mejor Artista Pop) —Johanna Watson