Los diez años de vida en Nueva York de la guitarrista y cantante Camila Meza se consolidan con el innovador proyecto junto a la Nectar Orchestra, conjunto reunido por ella y el contrabajista y arreglador Noam Weisenberg con miras a un trabajo que combina el cuarteto de jazz (guitarra, piano, contrabajo, batería) con el cuarteto de cuerdas (violines primero y segundo, viola, chelo). Próximo a las raíces de la música latinoamericana, el folk e incluso el pop, Ámbar será el resultado de esas transformaciones de sonido y texturas respecto de Traces (2015), un álbum eminentemente jazzístico. En sintonía con su estatus de auditora de radio, Camila Meza recoge material de distintos autores que expone con voz propia: "Waltz N°1" (Elliott Smith), "Milagre dos peixes" (Milton Nascimento), "This is not America" (Metheny, Bowie, Mays), una representación de los caóticos años de Trump en el poder. También el tradicional mexicano "Cucurrucú paloma", hermanado con la versión de Caetano Veloso y vista aquí como un epílogo a guitarra sola y voz. Pero en paralelo ella vuelve a escribir piezas, en un trepidante avance en dos idiomas definido por la cadena que forman "Awaken", "Kallfu", "Atardecer", "All your colors", "Fall" y la misma "Ámbar", la más autobiográfica de todas, entendida como sanación ante la pérdida de un familiar. —Iñigo Díaz