Día de organillos
Si bien este cortometraje documental no tiene ni en su origen ni en su temática una inspiración estrictamente musical, estudios académicos posteriores lo han definido como cercano a una “Sinfonía urbana”, y por eso puede ser considerado como parte de un catálogo de obras audiovisuales relacionadas con música chilena. Realizado en 1959, Día de organillos es el quinto trabajo de Sergio Bravo, y sigue el día de un organillero de Santiago, con música especialmente hecha por el compositor Gustavo Becerra.
Las “sinfonías urbanas” (o “sinfonías de ciudad”) son un tipo de documentales que se comenzaron a realizar en la década del 20, cuando aun no se desarrollaba la grabación cinematográfica con sonido sincronizado. Títulos como Berlín, sinfonía de una gran ciudad (Walter Ruttman, 1927) , Sao Paulo, sinfonía de una metropólis (Adalberto Kemeny, Rudolf Rex Lustig , 1929) o A propósito de Niza (Jean Vigo, 1930) articulaban en el montaje imágenes de paisajes en grandes ciudades con obras sinfónicas especialmente compuestas, que luego, durante la proyección del filme, eran interpretadas por una orquesta en vivo.
El académico y estudioso del cine chileno, Pablo Corro, en su artículo Sinfonías de ciudad en el cine chileno: imágenes de modernidad y efecto de luz (2011), distinguió tres títulos en la historia del documental chileno que podrían considerarse parte de ese género: Santiago (Armando Rojas Castro, 1933), Día de organillos (Sergio Bravo, 1959) y Ningún lugar en ninguna parte (José Luis Torres Leiva, 2004).
Dice Corro:
“Las tres películas chilenas exponen sus ciudades como sistemas dinámicos, en diferentes estados de articulación, pero afirmando de igual manera un potencial mecánico. Y los tres documentales, al teorizar sobre las urbes, teorizan sobre el medio de registro, sobre el cine.”
A partir de esa reflexión, Día de organillos se puede relevar sobre el resto porque, en mayor similitud con las Sinfonías urbanas, tiene su música especialmente compuesta para el filme, que además es determinante en su montaje .
Estrenado en 1959, Día de organillos pertenece al realizador Sergio Bravo (1927 – 2023), nombre clave en los inicios del cine chileno. Fue director del Centro de Cine Experimental de la Universidad de Chile y tuvo en sus primeras años una nutrida lista de realizaciones, cuyo punto de partida es Mimbre, título esencial en la historia del cine chileno, y también relevante en la relación del cine con la música chilena, porque está musicalizada por Violeta Parra. En Día de organillos la música es de Gustavo Becerra e interpretada por el cuarteto Santiago, que se suman a sonido incidental y, por supuesto, las melodías del del organillo.
La película está disponible enteramente gracias a la Cineteca de la Universidad de Chile.
(Jorge Leiva).