David Ponce
César Castillo estudió entre 1970 y 1973, en la sede de Talca de la Universidad de Chile, la carrera de pedagogía básica con mención en ciencias naturales, de la que fue expulsado en 1973, luego del golpe militar, por su filiación política de izquierda. Entre 1974 y 1975 vivió en Argentina y laboró como mueblista o titiritero antes de empezar a trabajar como profesor en 1976, y en 1978 inició su carrera artística como escritor, folclorista, poeta popular y activo trabajador gremial.
El Tranca participó en frecuentes encuentros de paya en Chile, y en 1997 actuó en jornadas internacionales de payadores y decimistas en La Habana, Cuba, y Neuquén, Argentina, país al que volvió en 2000. Su primer disco es El Tranca y los güenos versos (1994), acompañado por el guitarrista Roberto Lagos Molina. Junto a sus colegas Guillermo Bigote Villalobos, Moisés Chaparro y Jorge Céspedes grabó luego Cuatro payadores en vivo (1996), y otros discos en los que figura son Contrapuntos de hermandad (1999), con Moisés Chaparro y Leonel Sánchez, y Romancero gaucho y huaso, entre poetas chilenos y argentinos y también con Roberto Lagos.
Castillo Bozo es uno de los payadores que se ocupó de publicar libros además de discos. Un temprano premio obtenido en el concurso de cuentos de la revista "La Bicicleta" en 1981 es el primero de sus varios reconocimientos, seguido por una "Lira popular rancagüina", antología de poetas populares de la Sexta Región (1990), y por sus cinco libros de poesía popular, "Comenzaré mis cantares" (1989), "Décimas a Neruda" (1991), "De aquí no se libra nadie" (1992), "El circo y otros cuentos" (1996) y "Cana hallada, crónicas caneras" (2006).
El últimos de ellos es un libro póstumo. El Tranca pasó sus días postreros en un penal rancagüino por acusaciones no aclaradas de abuso sexual contra mujeres menores de edad, y no hubo tiempo para un fallo judicial: se suicidó el 8 de septiembre de 2005, aún en prisión. Tuvo una masiva despedida en Rancagua, y un año más tarde ya existía una Fundación César Tranca Castillo Bozo, que le rindió tributocon la publicación del "Cana hallada". "Llamado" es el nombre de su últimos verso, escrito cinco días antes de su muerte, el 3 de septiembre de 2005 en el Taller de Biblia de la cárcel de Rancagua: "Vine a encontrarme con Dios / porque sé que es lo más grande / y que su bondad se expande / en su palabra y su voz. / Vine porque un mundo atroz / he visto entre los humanos, / porque él me extendió su mano / y me ha brindado consuelo / diciendo que era su anhelo / hacer un mundo de hermanos".
Castillo recibió también homenajes de varios compañeros de oficio. "Tengo abierta una botella / para beberla contigo, / pero el trago sabe amargo / en ausencia de un amigo", es el inicio de "Un verso para César", de El Manguera. "De quijotesca figura / voz de verso y de guitarra / alma de arisca cigarra / obrero de la cultura", define a su vez Luis Carreño Campos al inicio de sus "Décimas de vida". "Es tormentoso este día / de luto está la espinela, / murió el maestro de escuela / que enseñaba poesía", escribió Marcelo Moncada al inicio de "Un verso para César". Y en "Ofrenda de vida", Jorge Quezada Morales hace una paráfrasis del verso de "Tonadas de Manuel Rodríguez" (1955), de Pablo Neruda y Vicente Bianchi, en tributo al Tranca. "Que se apague la guitarra / pues la paya está de duelo / nuestro verso se entristece / mataron a un gran trovero".
Actualizado el 16 de mayo de 2021