Ya antes de iniciar los 90 días de reclusión en el reality show “Operación triunfo” de 2003, en el que obtuvo el segundo lugar tras la cantante Mónica Rodríguez, una iniciada Nicole Andreu participaba del underground de la música negra como voz adjunta en La Pozze Latina, Némesis o Raiza. Cuando la teleaudiencia se enfrentó a una cantante cuyos gustos estaban más cerca de Aretha Franklin que de Myriam Hernández, ser toda una novedad. Su disco debut fue producido por el sello Universal y se llamó Afrodisíaco (2003). Ahí se rodeó con personalidades como Tea-Time y Rulo (de Los Tetas), Myzty-k (de Mamma Soul), la cantante de jazz Rossana Saavedra y el productor Claudio Quiñones. El resultado fue un trabajo ciento por ciento en el R&B latino, planteado como para “despertar los sentidos”, con canciones eficaces como “No soy tu trofeo” y “Todo lo que soy”.

Sin embargo, como ocurrió con los otros ganadores del concurso (Mónica Rodríguez, César Ávila), el sello optó por desentenderse de su promoción y Nicole Andreu debió regresar a la vereda independiente. En 2006 trabajó en segundo disco, realizado en Buenos Aires con el productor Nelson Pomball, que luego llevó a Barcelona. No tuvo demasiada difusión pero esa estada le permitió reanudar su carrera como cantante y autora de aproximación afrolatina y cuyas temáticas sensuales y sexuales siguieron dominando los repertorios.

Utilizando el pseudónimo de Maia (una de las pléyades o ninfas griegas) publicó en 2009 su tercer disco, La llamada ("Mayastaká", "Sed de más", "The son of the preacher man"), con el sello barcelonés Reggaeland y alcanzó mucho mayor figuración en los circuitos mediáticos. Eso le posibilitó a Andreu llegar a actuar ante quince mil personas en el Festival Sunsplash y a telonear después a Alpha Blondie.