Iñigo Díaz

Inmerso en el interesante mundo de la percusión docta, trabajó como timbalista y percusionista múltiple. Tuvo a otras figuras de esta línea como maestros: el solista de la Orquesta Sinfónica de Chile, Juan Coderch, por ejemplo, y ciertamente su padre, quien lo instruyó en las formas de movilidad de cuatro baquetas conocida como la “técnica Gary Burton”. Al tiempo que interpretaba música de cámara contemporánea, Vera hijo se desdobló hacia el jazz y junto con el saxofonista alto Paulo Montero formó un quinteto con jóvenes músicos de la Universidad Católica. Más tarde fue sideman de los hermanos Roberto Carlos Lecaros y Félix Lecaros, y desde 2005 actuó en el quinteto de Nicolás Ríos y el sexteto de Juan Coderch.

Todo eso ocurrió antes de que Vera Jr obtuviera su grado con distinciones máximas en la Universidad Católica y su subsiguiente paso fuera emigrar a la ciudad austríaca de Salazburgo con 23 años para convertirse en un adelantado percusionista clásico. Pero nunca descuidó el jazz contemporáneo y en 2007 inició su ruta como líder incorporando a sidemen mayores como Sebastián Duplaquet (guitarra) o Hugo Rojas Krumenacker (bajo). En 2009 siguió sus estudios de percusión clásica en Alemania, junto al maestro Peter Sadlo en Munich y en Mannheim. En su estada en Europa pudo tocar en ensambles dirigidos por los compositores contemporáneos Steve Reich y Philip Glass.

En 2011 regresó a Chile para incorporarse a la Orquesta Filarmónica de Santiago. En paralelo, Vera Larrucea continuó en el jazz latino y el jazz contemporáneo, y en 2012 grabó en Nueva York su primer disco solista, junto al baterista Rodrigo Recabarren, titulado Borderfall.