Iñigo Díaz
Mientras transcurrían los últimos años de ese sexteto vanguardista, Cristián Crisosto resguardaba en lo más oculto de su cerebro ciertos propósitos creativos que entonces no calzaban con la estética del grupo. Fulano era a esa altura un ensamble muy hermético, formado por figuras de gran peso específico, y la intención de abrir las posibilidades de creación tras quince años en el mismo formato resultaba muy inoficioso. El saxofonista pretendía incluir en el grupo composiciones que pudieran multiplicar su coloratura sonora. Crisosto quería escribir música para una orquesta. O al menos una pequeña orquesta.
La prehistoria en la universidad
Fue así como desde 2000 compuso piezas de adelanto y escribió complejos arreglos para su nueva música. Regina Crisosto, la hija del saxofonista y la frontwoman de Fulano, era una adolescente criada entre discos de Frank Zappa y Captain Beefheart y adiestrada vocalmente por la propia Arlette Jequier. Se convertiría esta vez en una frontgirl para el nuevo proyecto que recuperaba el nombre original de un grupo creado en 1979 en la universidad por Crisosto, el baterista Willy Valenzuela y el pianista Jaime Vivanco.
La decisión de adoptar el nombre era un gesto de respeto a este último músico, fallecido en 2003. Pero ya no se llamaría Media Banda, sino MediaBanda (un ajuste ortográfico le dio la frescura acorde con los tiempos). En esa primera formación también estaban Raúl González (clarinete), Sergio Pinto (tumbadoras), Miguel Schain (bajo) y Francisco Pato Zúñiga (guitarra), el cerebro, compositor y líder original del prototipo de la MediaBanda.
Regina Crisosto sería clave en este momento, no sólo porque el repertorio más pop se ajustaba a sus características, sino porque de entre sus músicos amigos aparecerían los sidemen de Cristián Crisosto. La sección de bronces se completó con el flautista Marcelo Maira y el trombonista Patricio Bracamonte (que había tocado con la Big Band UC). Esta línea de vientos fue fundamental en la música contemporánea y delirante de Crisosto, y la sección rítmica con el pianista eléctrico Daniel Linker, el bajista Santiago Astaburuaga (de Yonhosago) y el baterista Christian Hirth más las guitarras eléctricas en líneas disímiles de Diego Aguirre y Sebastián Dintrans, completarían el soporte de estridente banda de rock.
La orquesta experimental se abrió paso en la escena del lado B con su amplia estilística (de música de cámara contemporánea a cumbia de fonda intervenida) y con sus textos de ironía zappiana sobre la miserable vida del hombre medio. Pero no tardó demasiado en recibir muy buenas referencias de la crítica especializada y de ser contratada para espectáculos masivos, como el Festival Providencia Jazz o en un recordado concierto en Matucana 100, una noche "deschavetada" en compañía del grupo de fusión inaudita Akinetón Retard.
Su disco debut, Entre la inseguridad y el ego (2004), fue la primera declaración de principios de la MediaBanda y las señales inequívocas de una música para un futuro no lejano, que se consolidó con su siguiente álbum elaborado además con nuevos músicos en las filas (el saxofonista Cristóbal Dahm y el pianista Jaime Ramos): Dinero y terminación nerviosa (2007). MediaBanda estrenó ese trabajo doble y viajó a Europa para iniciar una gira de quince fechas durante 45 días en el verano boreal de 2007.
Bombardeos: cambios obligados
Tras algunos recesos, marcados por el regreso de Fulano el año 2009, al año siguiente MadiaBanda grabó su tercer y último trabajo con la base del elenco fundacional. Siendo perro, apareció sin la voz de Arlette Jequier, lo que vislumbró el inicio de los quiebres al interior del conjunto y que desembocó en un silencio de dos años. A fines de 2013, Crisosto reunió una nueva formación para la segunda edad de MediaBanda, convirtiéndose de este modo en una suerte de semillero de músicos afines a la música vanguardia.
Pero fue solo en 2016 cuando el grupo dio el paso cualitativo para sobreponerse al bombardeo que sufrió en esos tiempos. Ya sin Jequier ni Crisosto Jequier, los sobrevivientes de la formación original, Crisosto y Hirth, reunieron una nueva agrupación para reactivar el trabajo de MediaBanda. Con un noneto de jóvenes músicos, tal como había ocurrido en la primera convocatoria del año 2000, MediaBanda sumando a Cristóbal Dahm (saxo barítono), Rafael Chaparro (saxo tenor), Rodrigo Aguirre (saxo tenor), Tomás Ravassa (piano), Aurelio Silva (guitarra), Felipe Martínez (bajo) y Valentina Mardones (voz).
El grupo abandonó el riguroso trabajo de partituras de los comienzos y centró su repertorio en el ejercicio de taller con un enfoque más próximo al rock y el pop que a la música experimental, que desembocaría en el disco Bombas en el aire (2017), el primero editado con el sello de música experimental Aconcagua Records, gestionado por Hirth desde los CHT Estudios. Al año siguiente, el grupo emprendió una serie de conciertos de reobservación de la música de Fulano, en varios escenarios capitalinos y en 2019 en una gira por el país, que de paso significó el estreno de una nueva voz al frente, Florencia Novoa. La investigación desembocaría en el disco Maquinarias (2021), que contó con la colaboración de solistas como Pablo Ilabaca, Felipe Ilabaca, el cuequero Daniel Muñoz o la cantante Consuelo Schuster, entre otros.
Actualizado el 20 de marzo de 2023