Iñigo Díaz

Fue formado por dos guitarristas referenciales del jazz de los años ’90 como Jorge Díaz y Mauricio Rodríguez, y siguió luego una línea bop de estilo con los modelos históricos de Barney Kessel, Joe Pass o Pat Martino. Ese 2003 debutó en jam sessions en el club Thelonious y junto al entonces bajista eléctrico Eduardo Crespo Peña inició una serie de colaboraciones que derivaron en 2007 en un trío establecido que incluyó al baterista Andrés Celis (con Peña reconvertido al contrabajo). Santander, que entonces incluyó sonidos y lenguajes más modernos cercanos a Ben Monder, participó además de los ensambles avant-garde Los Ogros del Swing y fue guitarra del quinteto del saxofonista Diego Manuschevich y fue segundo solista del cuarteto de swing del guitarrista Fernando Verdugo.

En 2009 publicó Catorce, con un cuarteto junto a Sebastián Jordán (trompeta), Rodrigo Galarce (contrabajo) y el propio Celis (batería), que por momentos mutó a quinteto con la inclusión de Tomás Krumm (piano). Ya durante 2011 comenzó a explorar la combinación entre la improvisación jazzística y la improvisación pictórica, en un proyecto que incluyó a la ilustradora Sol Díaz (autora de las carátulas de sus primeros álbumes), quien realizó dibujos digitales en directo. En 2012, su proyecto música "para quinteto y Sol Díaz", al que llamó Orquesta del Viento, salió de gira por el sur de Chile, hasta llegar a Tierra del Fuego.

Junto a Sol Díaz, en 2013 Santander se presentó en Rusia expandiendo el proyecto de música e improvisación pictórica al reducir al formato de dúo a la Orquesta del Viento. La inspiración ahora latinoamericanista quedó registrada en los discos La orquesta del viento (2012) y Hombre al sur (2016), con distintos formatos ampliados desde los instrumentos básicos del jazz a las percusiones latinas. En el intertanto de este nuevo enfoque como líder, Santander se unió al jazzista radicado en Nueva York Rodrigo Recabarren, para grabar una serie de improvisaciones avant-garde de guitarra y batería, editadas en el disco Peregrinos (2014), que más tarde tuvo una extensión como proyecto de dúo en Haciendo fuego (2018), donde actuaron músicos como Nano Stern (voz) y Javier Cornejo (piano).

Los tiempos de pandemia ocasionaron una multiplicación musical para Santander, en un período en que publicó dos discos y se integró como bajista a Cómo Asesinar a Felipes, banda con la que expandió su alcance musical. Su primer trabajo con este quinteto experimental fue Luz, figura y sombra (2022). En solitario y en el aislamiento sanitario en su casa del barrio Matta realizó un estudio sobre los cordófonos (guitarra eléctrica, guitarra traspuesta, guitarra española, guitarra  y guitarrón chileno) que desembocó en El tesoro del presente (2021). Y luego marcó un regreso al trío de jazz en Rai Santander y los CTM! (2022).