Producido por Javier Barría durante la época en que trabajó para discos de solistas como Benjamín Walker y Dulce y Agraz, Sincronía devela a una sensible escritora de canciones que se abre espacios por primera vez. La suya es la pluma de quien anota en un diario de vida, registrando en esas páginas impresiones y reflexiones, las fricciones entre la razón y la emoción. De este modo la narración en primera persona será imperativa, en vistas de un pop a veces sombrío, de bordes íntimos y de auténtica poesía existencialista. Sónicamente, Medel y Barría obtienen triunfos a partir del uso de guitarras acústicas y eléctricas (“Las horas”, “Valor”), piano (“Razones”), secciones cuerdas (“El fuego que hay mí”), órgano (“Los espacios”), ensambles de fliscornos (“Al final”), y diversos juegos con las voces dobladas de Medel (“Verano”, “Sincronías”), además de ese manifiesto suyo que viene a sintetizar la sincronía entre el ser humano y el universo: “Hoy”. —Antonio Voland