Iñigo Díaz

Rodrigo Aros Gho se inició en la guitarra latinoamericana y luego en los tambores africanos en los primeros tiempos de agrupaciones como Abantú, Orixangó y Yamana. Además integró una serie de conjuntos de música afrolatina y sudamericana. Tocó en Detucunaatutumba y Vena Raíz junto a músicos como Juan Gronemeyer y Natalia Contesse, pero antes, en 1995, Aros Gho integró el colectivo Godar, una instancia de experimentación que incluyó poetas, artistas y músicos.

De la guitarra pasó a las percusiones djembé, conga, dum dum, luego a los aerófonos andinos y finalmente al sitar de la India, que aprendió y desarrolló de una manera autodidacta. En 2010 se internó por primera vez en un ecosistema elegido junto a Prabha para registrar el canto de pájaros junto a los sonidos de sus flautas shakuhachi de Japón, basuri de la India y quenacho de los Andes.

Su primera sesión de música y ornitología se realizó en el Parque Nacional La Campana, de la Quinta Región, donde registró al chercán, el picaflor, el cachudito, la turca, la viudita, el pitío, el chincol y el churrín, y se convirtió en La voz del viento Raco (2012). La segunda sesión se efectuó en la reserva del Parque Oncol en la selva valdiviana, donde capturó el sonido del hued hued, el choroy, el chucao, el carpinterito, el rayadito, el zorzal, editados en Pwelche (2013). Más adelante reactivó la música con Decunaatutumba, publicando el disco Telúrico (2020) y explorando en la electrónica étnica y la electrónica ambient con la identidad de Raag una serie de trabajos en solitario o junto al músico Rodrigo Gallardo.