Jorge Castillo
Formado mayoritariamente por estudiantes de la Universidad de Chile, Wampara coincidió con otras formaciones del Canto Nuevo en la ejecución de un repertorio latinoamericano, pero se distinguió por una impronta vocal coherente con la participación de varios de sus músicos en el coro de la más importante de las universidades chilenas. Sus merecimientos artísticos los ha destacado el compositor y precursor del Canto Nuevo, Nano Acevedo: “era un grupo muy afiatado y con un sonido potente y propio. Elegía muy bien su repertorio y era creativo en sus arreglos”.
Wampara se codeó con los grupos más populares y respetados del movimiento (Aquelarre, Aymara, Los Zunchos) compartiendo emblemáticos escenarios en esa época, como los teatros Caupolicán y Cariola. Además se multiplicó en actuaciones más populares en universidades, sindicatos, parroquias poblacionales y peñas entre las que figura la histórica Peña Javiera. En recitales colectivos no era extraño que debiera cerrar las jornadas, debido a que uno de sus temas socorridos era “Canción con todos”, del argentino César Isella, un genuino himno de hermandad latinoamericana muy en boga en esos años entre los disidentes a las dictaduras que campeaban en el continente. Paradojalmente, su única salida al extranjero la cumplió en 1978, cuando actuó durante casi un mes en el estado de Río Grande do Sur, en Brasil, apareciendo incluso en la red televisiva O’Globo.
En sus actuaciones en solitario Wampara incorporaba otra particularidad: la proyección audiovisual sobre un gran lienzo de dibujos alusivos al recital bosquejados en el momento por un artista plástico. También fue pionero en la grabación de videoclips, al aparecer en una serie para la entonces televisión estatal elaborada por la periodista Isabel Lipthay y cuyo escenario, en el caso de Wampara, fue el Parque Forestal.
En sus casi cinco años de existencia Wampara grabó sólo un larga duración y un single. El disco fue registrado por el sello Alerce con el título de Canción con todos (1977). Aparte de esa canción homónima de gran presencia, el álbum incluía otras hermosas recreaciones para conocidos temas como el tradicional “Duerme negrito” (popularizada también por Víctor Jara), “Canción de amor” (de Ángel Parra); “Balada de marzo” (del mendocino Armando Tejada-Gómez), y “Fuego en Animaná” (del salteño César Isella). La veta creadora Wampara la demostraba con canciones como “Yo necesito quedarme”, “Camino”, “Rosa en el tiempo” y “Paisaje americano”.
Sus integrantes fueron Arnaldo González (director musical), Dante Cuadra, Arturo Arancibia, Sergio Terán, Sigisfredo Alarcón, Marcelo Puebla y Rodolfo Olea. También se integró durante unos pocos meses Patricio Cano, convocado en 1979 para reemplazar a Terán, un eximio intérprete de vientos que siguió su carrera en Alemania, creando grupos de fusión e integrándose en 1987 también a Ortiga, otro conocido grupo chileno del Canto Nuevo que siguió su ruta Europa.
El retiro de Terán coincidió con un período de reflexión colectiva —propio de la dinámica característica del grupo— que concluyó en la decisión de separarse para que cada músico siguiera su propio camino. Ello a pesar de que para ese entonces el grupo había logrado armar un nuevo repertorio probado con éxito en algunas actuaciones en vivo con miras a un segundo LP que no llegó a grabarse.
Su último concierto se registró en la inauguración del Café del Cerro, histórico escenario creado en el inicio de los ‘80 y cuyo funcionamiento menos artesanal y subrepticio se acopló perfectamente con la incipiente apertura política y la aceptación del Canto Nuevo en los medios de comunicación masiva, una nueva etapa que Wampara no alcanzó a protagonizar.
Actualizado el 22 de septiembre de 2019