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Nacido en Linares, Vega conoció la guitarra y el folclor desde niño a través de una oralidad transmistida por su padre, quién le heredó el gusto por la cueca y la tonada. Poco después ya estaba interesado en el canto campesino de su territorio y el aprendizaje que obutvo de primera mano por las cantoras de la provincia de Linares. Vega conoció así las afinaciones, los toquíos y los repertorios que se conservan en el Maule Sur.

Entre esas expediciones, que ocuparon distintos momentos en la historia de Vega como investigador, hizo vínculos con nombres respetados en el canto campesino linarense, como Georgina González, apodada La Madrina, cantora argentina que de niña cruzó los Andes establecerse en la precordillera. También Anita Julia Rojas, de Parral, quien le reveló a Vega los misterios de la tonada maulina. Como autor ha escrito canciones que se desprenden de estos saberes iniciales, como "Pedro del Carmen",  tonada sobre un campesino de Parral reclutado de manera forzosa en la Guerra del Pacífico, o "Provincia", tonada con aires cuyanos. A ellas se suman "La trasandina", zamba sobre un amor al otro lado de la cordillera, y por las décimas musicalizadas "Milonga pa' la vida".

Como músico de canchas y colaboraciones ha formado parte del citado Los Dos Maulinos y su disco de tonadas, cuecas, valses y corridos Vamos cantando cantores (2016), y del conjunto de cueca De Patienquincha, donde cantaba Pati Díaz, y con quienes grabó el álbum Vanidad (2018). Además, Vega fue durante esa década tan activa payador, poeta y músico múltiple, incorporándose a distintos ambientes vinculados al folclor, e integrando el conjunto linariense Los Choros del Canasto y el Colectivo Maule al Sur, junto a Magdalena Espinoza y Huaso Castillo.