Marisol García

Son seis mujeres que se conocieron en ruedas de cantores del sector poniente de Santiago, y que desde encones mantienen el apego a la colaboración, la calle y la tradición como norte para su trabajo en la música. Buscan, dicen, ser fieles a ese mundo popular al que tributan, y a la vez, del que provienen. Su camino en la música ha sido «de ir aprendiendo en la práctica», riguroso en la investigación sobre la historia del género y sus cultores, así como en la búsqueda persistente de repertorio (primero de otros autores, luego de su propia composición). Saben que el género se trata de canto, pero también de baile y poesía popular. La cueca también les ha permitido encauzar su inquietud social por la denuncia de injusticias en nuestro país: «Mal que mal, nacimos casi junto al estallido», recuerdan sobre la revuelta de octubre de 2019.

Han llevado ya décimas, coplas y cuecas a festivales como Woodstaco 2023, en Parral. «Lo que más queremos transmitir es una música vinculada a las experiencias de las mujeres. La experiencia de nuestras abuelas, de las trabajadoras, de una ciudad que se mueve en transporte público… lo que vimos en nuestras familias creciendo en barrios periféricos», describe Danae. La suya es una cueca vivencial.