Violeta Parra. El canto de todos
1976: con el título Gracias a la vida. Violeta Parra, testimonio. Editorial Galerna, Buenos Aires (Argentina).
1982: con el título Gracias a la vida. Violeta Parra, testimonio. Editorial Granizo-Ceneca, Santiago.
Reseña:
Existen algo así como dos etapas de este libro, ineludible fuente de consulta para biógrafos y seguidores de Violeta Parra, originado en un trabajo que dos alumnas de periodismo realizaron para un curso en Santiago entre 1971 y 1972. La primera es el libro Gracias a la vida. Violeta Parra. Testimonio, aparecido con la firma de Bernardo Subercaseux, Patricia Stambuk y Jaime Londoño. Fue un texto con dos ediciones, la primera en Buenos Aires (1976) y la segunda en Santiago (1982, imagen secundaria). Su contenido añadía al citado trabajo (dirigido por el profesor Subercaseux) citas y datos que buscaban delinear la personalidad de Violeta Parra sobre todo a través de entrevistas con sus cercanos. Eso incluyó a Clara Sandoval, la madre de la artista, a Luis Arce, su primer marido, a sus tres hijos, y a varios de sus hermanos, entre otros. El Golpe de Estado demoró por varios años la posibilidad de que este proyecto tomara la forma de un libro para distribución en Chile, aunque versiones dispersas circularon incluso en fotocopias. Una vez editado, fue desautorizado por los hijos de la artista.
La segunda etapa del libro se inicia en 2011, cuando la editorial Pehuén rescata el material y permite que las autoras del trabajo original lo revisen, corrijan y aumenten. Para entonces, los testimonios recolectados eran una total rareza, pues no existen otros registros publicados de algunas de estas voces que las autoras encontraron en vida; y que, por eso, regalan asombrosas perspectivas sobre Violeta Parra, incluso para quienes ya conocen bien su biografía. En comparación con la publicación previa, se mantiene gran parte del contenido, pero se alteran tanto el título como la estructura.
Explican las autoras en la introducción: «Nuestra intención fue retratarla con sus montes y sus valles, con sus lados comunes y sus rarezas, con sus gestos delicados y también con sus extremas asperezas […]. Ninguno de nuestros informantes la conoció sólo de frente o de perfil. Por lo general, era una Violeta Parra "de cuerpo entero"».