Como una continuidad del trabajo entre la cantante y autora y el pianista de jazz y productor Gabriel Paillao en el EP Cristal (2020), un proyecto mayor, más extenso y profundo se transformó en Gracias por lo malo, el segundo álbum de su catálogo. Elaborado en tiempos pandémicos, ambos músicos nunca se vieron las caras, pero consolidaron un trabajo creativo depurado, que desde luego se sostiene en la raíz del soul que ella ha cultivado como artista. Presenta canciones en las que se advierten diversas vías de acceso: sonoridad R&B, armonías jazzísticas, arreglos de cuerdas doctos y abundantes textos de Celeste Shaw cantados o rapeados. El título del álbum es mucho menos literal de lo que se pensaría y señala una reflexión propia acerca de los tiempos de crisis ("Perdí", "Bolero desilusionado"), la pandemia ("La misma casa"), el estallido social, la cultura de la cancelación ("Lo humano") y el aprovechamiento político de esas mismas crisis. Gracias por lo malo era el nombre provisorio de una carpeta digital en la que Celeste Shaw organizaba el material para el disco, que terminó siendo un símbolo de esas mismas reflexiones. Aparecen voces invitadas como la rapera Catana ("No más me dio") y cantantes como Masquemúsica ("P.A.V") y Aphelia ("Postal").  —Iñigo Díaz