15 de diciembre de 2006
Sorpresivamente muere Juan AzúaEl director orquestal, clave en el desarrollo de esta música en Chile, dejó de existir a los 67 años por un infarto al miocardio.
Juan Azúa es una de las figuras claves de la música popular chilena, no sólo por su condición de director de orquestas televisivas, que es como más se le conoce, sino por haber sido parte de elencos que se movían al margen de la pantalla. En sus orígenes la Cubanacán, y en sus últimos días la Universal Orchestra, donde llevó la batuta hasta su sorpresiva muerte el recién pasado jueves 14 de diciembre.
Jugando un partido de fútbol en una liga del barrio Huechuraba, sufrió sorpresivamente un infarto agudo al míocardio, al mismo tiempo que la Universal Orchestra realizaba una presentación en el restaurante Borderío. Tenía 67 años y un excelente estado físico, por lo que su deceso dejó severamente impactados a su familia, sus cercanos y la comunidad musical.
Juan Azúa junto a su hermano Kiko fundaron la Orquesta Cubanacán a fines de los '50 emulando a su admirada Orquesta Huambaly. Aunque permanecieron unos pocos años en ese elenco, fueron ellos quienes colocaron en la primera voz a Roberto Fonseca, Pachuco, quien años después encabezó el boom masivo de esa orquesta con sus presentaciones en el Festival de Viña en 1986, 1987 y 1989.
En la primera mitad de los '60 fue parte de Los Bronces de Monterrey, donde se acercó a la televisión y donde obtuvo su mayor reconocimiento público como director orquestal. Los Festivales OTI y de Viña nutrieron su currículum en ese oficio, que se vio enriquecido en los '70 con la dirección de los primeros musicales hechos en Chile al estilo Broadway, como El hombre de la Mancha o El violinista en el tejado.
Inquieto y activo, Azúa formó en 1996 la Universal Orchestra, donde reclutó a músicos conocidos en toda su carrera, desde la voz de la Huambaly Humberto Lozán (recientemente fallecido), el cantante televisivo Juan Antonio Labra, el compositor romántico Marco Aurelio, la bolerista Sonia La Unica, entre muchos otros.
Desde su juventud, Azúa tenía la indecisión entre ser músico o futbolista. Hasta su último día practicó ambas cosas, aunque fue en la música donde dejó inscrito su nombre, pese a lo prematuro y sorpresivo de su muerte.
Sus restos serán velados en la Capilla del Colegio San Bernardino Murialdo, ubicada en Santa Filomena 159. Sus funerales se efectuaran el día domingo 17 de diciembre en un lugar por definir.