Castro Undurraga comenzó en la música desde la niñez, aprendiendo el piano y la guitarra, hasta que ingresó a la U. Católica para estudiar Música. Desde luego su motivación no estaría solo en la academia: por ese tiempo conoció al músico cubano David Ortega, que lo introdujo en la percusión de parches y los ritmos afrolatinos como el landó, el festejo y el guaguancó, entre otros. En 2017, un viaje a Uruguay fue decisivo para Pablo Castro, ocasión en que conoció la murga y el candombe, y que luego lo llevó a integrarse a la comparsa Catanga, formada por músicos uruguayos y chilenos en el barrio Matta Sur.

Junto a sus trabajos como compositor, escribiendo o arreglando material para montajes escénicos, obras y musicales como El Rey León (2014 y 2018), Cuenta la historia (2017) o Miss Saigon (2019), Pablo Castro continuó investigando la riqueza de la música sudamericana. En su bitácora aparecen en esa década sucesivos viajes y participaciones en elencos, escuelas, agrupaciones y colectivos de músicas afroperuana, afrocolombiana y murgera tan diversos como Matu y Pandilla, La Rebuscona, La Algarrobina, La Bicicleta, el Conjunto Magdalena y el Dúo Pajarito.

Ya en 2018, comenzó a presentarse rodeado de una agrupación mayor y paritaria de género, con trompeta, trombón, saxofón, acordeón, piano, bajo y batería, que lo encaminó a una etapa de cantautoría nueva. Así adoptó el nombre de Pablojarasca —un pseudónimo aunque también la marca de un colectivo de músicos generacionales—, donde puso en marcha una obra sostenida esos ritmos carnavaleros sudamericanos y una poesía propia para su repertorio de canciones.