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Independencia cultural

Validar a Víctor Jara porque apareció en "Rolling Stone": eso es subdesarrollo.

viernes 17 de julio de 2015

Fue en el mismo año de "Muevan las industrias" y "El baile de los que sobran". Los Prisioneros grabaron en 1986 una canción en la que critican desde a Bach hasta tu pelo
pintado de verde como supuesto gesto vanguardista por ser influencias culturales foráneas. "Independencia
cultural" se llama. Y ya en esa época podía sonar como un manifiesto
excesivo de orgullo de barrio tercermundista, pero es la misma reacción
que aparece por ejemplo tras darse cuenta ahora de cómo Víctor Jara
se pone de moda por unos días a raíz de que su nombre aparece en una lista de quince "rebeldes del rock & roll" ("15 rock & roll rebels") publicada por la versión digital de la revista
estadounidense Rolling Stone, y retuiteada a coro como era de esperar por toda la prensa local que va desde LUN y otros diarios hasta las secciones magazinescas de los noticieros de televisión.

Cuesta elegir por dónde empezar a cuestionar esa noticia. Primero,
aunque haya grabado con los Blops en 1971, dato del que es posible que en Rolling Stone no estén al tanto, Víctor Jara
es varias otras cosas antes que "rock & roll", y todas ellas más
importantes además: proyección folclórica, Nueva Canción
Chilena, canto a lo poeta. Esas aproximaciones son verdaderas: rock aquí es
una impostura ignorante. Dicho sin afán de insultar, sino en mero sentido
semántico: ignorante porque ignora otras categorías más apropiadas. Es la
misma impostura que venden los que, a falta de más herramientas, llaman a
Violeta Parra algo así como "una punk adelantada", nombran a
cualquier cantor campesino suficientemente veterano un "bluesman chileno",
etcétera. Tal vez pudo funcionar en algún momento, pero es subdesarrollo seguir validando a músicos chilenos por una
pertenencia artificial y forzada a una categoría como el rock con la que no tienen nada que ver.

Pero no sólo es artificial y forzado: es innecesario y contraproducente, porque el mundo sabe que además el rock ahora de rebelde ya no tiene ni la pose. El rock
es un negocio que sí ha probado servir muy bien para marketear exitosas
radios de nicho para el target de adultos nostálgicos —ex "rebeldes"—, para vender franquicias globales como la de Hard Rock Café o para llenar estadios de fútbol con decenas de miles de consumidores
obedientes y disciplinados —lo opuesto exacto a "rebeldes"— que gastan
el dinero que no tienen al contado para endeudarse a crédito comprando bandas rockeras, metaleras o del recuerdo, da
igual, todas igualmente corporativas. Es posible entender que en Rolling Stone llamen "rebeldes del rock" al cantante nigeriano Fela Kuti o al mismo Víctor Jara, porque, aunque por último pueda ser una forma útil de descubrirlos, es música que no cuadra en esos esquemas estrechos, y sobre todo es la pereza de denominarla con un cliché que sí resulta familiar: la palabra "rock". Y es ridículo repetir ese cliché acá en los patios traseros, donde estamos más familiarizados con Jara que en una revista estadounidense de rock.

Si es por mencionar a rockeros relevantes, en 1980 The Clash citaron al cantante chileno en "Washington bullets", canción de su elepé triple Sandinista! en la que denuncian la intervención de EE.UU. en los más diversos asuntos internacionales;
en 1989 Simple Minds hicieron lo propio en la canción "Street fighting
years"; en 1994 incluso Los Fabulosos Cadillacs lo reconocieron en uno
de los versos de "Matador", para no mencionar la cercanía real de
músicos folk estadounidenses como Joan Baez, Phil Ochs o Pete Seeger en
los años siguientes al asesinato del cantante en 1973. Eran años duros
en Chile y eran gestos significativos y considerables en esos tiempos:
los militares de Pinochet tenían prohibido cantar, tocar y decir Víctor Jara,
y The Clash por ejemplo nos dijeron que sí era posible escuchar ese
nombre en un disco, aunque fuera pronunciado "Llara" y grabado en inglés. Hoy en cambio
comprar que Jara es un "rock & roll rebel" porque lo dijo Rolling Stone
es cómodo, vacío y atrasado. Lo llevan diciendo cantores, folcloristas,
payadores, músicos, raperos, solistas y conjuntos chilenos por décadas. Ya sabemos que es un
rebelde y por muchas razones. ¿Cuál es la noticia?

Foto: rollingstone.com.