Rubén Nouzeilles fue el argentino más importante en la historia musical chilena. Proveniente de un pueblo de la Patagonia, vino a Chile por una semana a pasar un Año Nuevo. Vio un aviso en el diario, y así llegó a trabajar al sello discográfico Odeón. Ingresó el 15 de abril de 1953 y en poco tiempo lo ascendieron a Director Artístico.

Creó la serie discográfica El folklore de Chile, que inauguró con los cuatro primeros discos en Chile de Violeta Parra, y con la que completó más de 40 títulos, con nombres como Cuncumén o Millaray. También grabó la cueca urbana de Los Chileneros, poemas leídos por Pablo Neruda y fue el artífice del repertorio y el estilo de Cecilia. Él la bautizó, de hecho, como “La incomparable”. Estuvo detrás del histórico disco Música para la historia de Chile, dirigido por Vicente Bianchi, y acogió nombres de la Nueva Canción Chilena, como Quilapayún, Víctor Jara e Inti-Illimani. Su huella en la música chilena es diversa y enorme.

“Ellos fabricaban zapatos. Yo hacía arte. Siempre en mi vida he tenido la conciencia de misión”, dijo alguna vez en relación al mundo discográfico donde se movió. Allí fue un caso especial, enemigo de las modas y las estrategias de marketing. En 1975 dejó su cargo, pero se mantuvo en la compañía hasta fines de los años 90, en especial a cargo del catálogo.

Siempre amable y sonriente, dio contadas entrevistas y se dejó fotografiar muy pocas veces. Pero su nombre y sus palabras quedaron para siempre en cientos de discos de música chilena. Varios esenciales. Rubén Nouzeilles cumplía 95 años este lunes 16 de mayo y falleció en su casa en Santiago (MusicaPopular.cl | 17 de mayo de 2022).