No es la música chilena el contenido principal en este ensayo y cancionero sobre los dos géneros de canción romántica que ocupan su título. Sin embargo, sí aparecen cruces con nuestro país en el prólogo, del escritor chileno Germán Marín, y en el apéndice, un sucinto recuento (cinco páginas) titulado «Tango en Chile», que no detalla el trabajo de orquestas ni intérpretes locales, sino más bien se ocupa de la visita al país de grandes figuras extranjeras. El centro del libro es una revisión histórica general y más bien breve, con nombres y tendencias principales, tras la cual aparece la transcripción de tangos y boleros seleccionados por los autores, sección que ocupa más de la mitad del volumen.