Roberto Falabella

Roberto Falabella
Foto: Universidad de Chile / archivo de Florencia

A pesar de la brevedad de su carrera y la parálisis que le recluyó a una silla de ruedas casi toda su vida, Roberto Falabella produjo algunas de las obras más originales y trascendentes en la historia de la composición chilena, consideradas únicas en su combinación de folclor y modernismo.

Ficha

Fechas

Santiago - 13 de febrero de 1926
Santiago - 13 de diciembre de 1958

Región de origen

Metropolitana de Santiago

Décadas

1950 |

Géneros

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Roberto Falabella

A pesar de la brevedad de su carrera y la parálisis que le recluyó a una silla de ruedas casi toda su vida, Roberto Falabella produjo algunas de las obras más originales y trascendentes en la historia de la composición chilena, consideradas únicas en su combinación de folclor y modernismo.

José Oplustil

La parálisis que le afectó desde pequeño no fue impedimento para que Roberto Falabella decidiera estudiar música a los dieciocho años. Lucila Césped, María Ester Grebe, Julia López, Alfonso Letelier y Gustavo Becerra aceptan el desafío de guiarlo en su instrucción, y en 1950 el joven ya produce sus primeras obras en formatos pequeños.

Ocho años de creación: el legado
Después desarrolla un sistema de trabajo que implicaba dictar y grabar sus ideas para luego ser transcritas a pautas por un secretario o su esposa. Así salieron a la luz una secuencia de magistrales creaciones, cada vez mayores en cantidad de recursos instrumentales o vocales, hasta sumar unas sesenta obras completas.

Falabella produjo obras en casi todos los géneros, incluyendo los ballets “El peine de oro” (1954) y “Andacollo” (1957), la ópera miniatura “Del diario morir” (1954), una sinfonía (1956), dos divertimenti (1956) y los “Estudios emocionales” (1957), las piezas corales “La lámpara de la Tierra” (1958) y “Adivinanzas” (1957), así como una serie de obras de cámara y corales. Ese prolífico período se ubica en un lapso de apenas ocho años.

Mientras partituras para “El viejo, el amor y la muerte” de Jodorowski y “El buey sobre el tejado” de Cocteau se estrenaron en el Teatro Municipal, su sinfonía y los “Estudios emocionales” fueron premiadas en los festivales de música chilena. “El peine de oro” fue su primera obra orquestal y su micro ópera “Del diario morir” condensa en tres minutos de duración su postura social y política.

Roberto Falabella fue miembro del partido comunista y columnista de “El Siglo”, amigo de Pablo Neruda y Violeta Parra, y también mantuvo correspondencia con Dmitri Shostakovich, con quien tuvo la intención de reunirse en Europa. Su ideología política le llevó a ser perseguido durante el gobierno de González Videla. Treinta años después de su muerte, durante el régimen dictatorial del General Pinochet, se intentó evitar la ejecución de una obra suya en el Teatro Municipal.

Estudios emocionales: la originalidad
En una oportunidad, el compositor y musicólogo Fernando García comentó que “Falabella fue el primer músico chileno que tuvo planteamientos políticos claros frente a la creación musical”. Ese pensamiento militante quedó inconcluso en dos proyectos, el “Ballet de los trabajadores” y la ópera “La pasión de Sacco y Vanzetti”.  “Su posición ante el acervo vernáculo”, afirma Luis Merino, “fue afín a la de Pedro Humberto Allende, Heitor Villa-Lobos y Carlos Chávez”.

Sin embargo, el lenguaje maduro de Falabella no fue una simple modernización del nacionalismo folclorista o indigenista. Más bien fue un arte original nutrido del elemento americanista, pero tratado con técnicas modernas hasta el punto de desarrollar una sistematización propia a partir de la dodecafonía y el folclor, lo que se aprecia en la sinfonía y los “Estudios emocionales”.

No obstante la prolijidad técnica o teórica que pudo contener, la música de Falabella reveló un profundo contenido expresivo, humanista, dramático y sicológico, con una expansión constante del lenguaje armónico y dando al ritmo un carácter cada vez más trascendente. No sin razón, los “Estudios emocionales”, con sus contrastes entre puntillismo y modalidad, silencio y erupción sonora, toman como referencia la música para la Virgen de la Tirana para plasmar un rito a la manera de “La consagración de la primavera”, de Stravinsky.

Actualizado el 02 de febrero de 2016

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